
El artista alicantino ha presentado este jueves esta obra "de gran formato" en el Principal de la capital valenciana, junto a la también cofundadora y codirectora de la compañía Titoyaya, Verónica García, y el director general del Institut Valencià de Cultura (IVC), Abel Guarinos.
Se trata de la "pieza culminante" de este reconocido coreógrafo valenciano, de gran formato e interpretada por 13 bailarines, que compone una versión contemporánea de este clásico de Bizet y que mantiene íntegro el argumento del libreto original escrito por Halévy y Meilhac.
La puesta en escena de Carmen.maquia cuenta con creadores de prestigio como el propio Gustavo Ramírez, en la dirección y creación coreográfica; el diseñador David Delfín, en uno de sus últimos trabajos para la danza; Luis Crespo, como escenógrafo habitual de Titoyaya Dansa, y Verónica García, en la codirección del espectáculo.
Así, dos obras de Picasso relacionadas con la Carmen de Mérimée sirven de inspiración para la escenografía minimalista y para la "elegancia y sobriedad" que se deja ver en el vestuario ideado por David Delfín: Carmen 1949 y Le Carmen des Carmen, de 1964. Estos trabajos en blanco y negro están muy presentes en la escena y la define de principio a fin.
Desde marzo de 2019, Titoyaya Dansa recupera la coreografía original de Carmen.maquia para girar en España, Italia y Rusia, incluyendo escenas inéditas hasta el momento y creadas para la ocasión. Además, esta pieza se ha hecho recientemente con el premio de las Artes Escénicas Valencianas a 'Mejor espectáculo de Danza'.
ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO DIFERENTES DE LA ORIGINAL
Gustavo Ramírez entrelaza la danza contemporánea con una versión instrumental de Carmen, compilada a partir de obras de Georges Bizet, Andreas Nicolai Tarkmann y Pablo de Sarasate. Además, cuenta con una escenografía y vestuario distintos de la obra original y una coreografía absolutamente musical con una elegante estética en blanco y negro de "estilo picassiano".
El coreógrafo ha asegurado que se trata de un "trabajo muy especial", que ha recogido "críticas positivas unánimes" y múltiples reconocimientos en EE.UU. y "se tenía que traer por fin a casa, a España". Una obra de origen español y valenciano que "da el salto a gran formato", algo no demasiado habitual, según ha destacado la codirectora de Titoyaya.
Ramírez, por su parte, ha reflexionado sobre que "normalmente se hace con ópera o palabras" y, en este caso, supone un "reto" hacerlo con coreografía, "en un lenguaje no literal". Asimismo, ha defendido que lo hispano "va mucho más allá de peinetas, sevillanas y paella" y, por esta razón, ha evitado los "estereotipos".
Ha comentado también que se trata de "una historia de amor de dos personas" y que los espectadores "se van a sentir uno u el otro", por lo que "todos nos vamos a sentir representados". El coreógrafo ha puesto en valor que, acompañada de una composición musical "excelente", la obra trata de "explicar esa historia con movimiento puro". "Invito a los espectadores a soñar y que la gente se deje llevar", ha concluido.
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