Andrei Kurkov: "La nostalgia política siempre es negativa"

  • El escritor ucraniano publica en España 'El jardinero de Ochákov', con su dosis habitual de humor y poso postsoviético.
El escritor ucraniano Andrei Kurkov.
El escritor ucraniano Andrei Kurkov.
ARNAU BACH
El escritor ucraniano Andrei Kurkov.

La ventana del espacio-tiempo de Andrei Kurkov (58) es particular. Por un lado, aprovecha la savia postsoviética para contar en sus libros historias que desentrañan el pasado; por otro, dedica los huecos que le deja la escritura para analizar como experto la actualidad ucraniana en medios de todo el mundo. Vive con su familia en Kiev, pero nació cerca de la actual San Petersburgo y escribe en ruso. En 2004, fantaseó con un candidato presidencial envenenado y poco después ocurrió lo de Viktor Yushchenko y el polonio. Sus obras, además, se publican traducidas con años de retraso en países como España. Como El jardinero de Ochákov (Blackie).

Al escritor, que recibe a 20minutos en un céntrico hotel de Madrid, no le resulta raro hablar de una novela que finalizó hace una década. “Para mi no es un libro viejo, lo recuerdo muy bien”, apunta. En 2016 ya le tocó presentar en Reino Unido y Alemania otro de sus éxitos pretéritos, The Bickford fuse (1989). Y Muerte con pingüino, de 1996, llegó a nuestro país en 2018. El jardinero de Ochákov, comenta, es actua” porque trata sobre lo necesario que es conocer el pasado de nuestros padres y abuelos para no crecer “como un árbol sin raíces”. “Los estudiantes en Ucrania, y los jóvenes en general, no saben nada del período soviético”, critica.

Ígor, el protagonista, es un muchacho sin expectativas -ni personales, ni laborales- que vive con su madre. “Espera a que la vida le sorprenda, es el típico inmaduro urbanita”, dice Kurkov. “En los 90 -recuerda-, tras el colapso de la Unión Soviética, muchos intelectuales se volvieron así y no sabían cómo adaptarse, cómo tomar las riendas de sus vidas”. Aunque hoy hay mucha gente con iniciativa, añade, todavía hay “un pequeño porcentaje de población que quiere vivir a cargo del Estado, de sus familias, de sus madres”. La ucraniana es una sociedad matriarcal, aclara, pero “las mujeres son muy inteligentes y dejan que los hombres piensen que manejan el país”.

Gracias a un extraño hombre, cae en las manos de Ígor un uniforme militar antiguo con el que puede viajar hacia atrás en el tiempo, hasta 1957, el año del Sputnik (y de Laika) y de la importante reforma económica en la URSS, justo antes del mandato de Kruschev. Se pinta, con sarcasmo, el flechazo con aquella época y aunque para Kurkov la nostalgia es “como las vitaminas” cuando la edad avanza, otra cosa es la nostalgia política, que “siempre es negativa”. Putin no tarda en salir en la conversación. “Se incita a la gente a creer que la Unión Soviética era mejor, que él la está levantando otra vez y que seremos jóvenes y felices”, dice.

La "propaganda" rusa -continúa- estuvo "prácticamente" en el origen de la cruenta guerra en el Donbás, que comenzó en 2014 y aún no ha terminado. Kurkov asistió a la revuelta de Maidán en primera fila: de ahí salieron sus famosos Diarios de Ucrania. Imposible afrontar una realidad así -cita también la anexión de Crimea- sin “controlar las emociones” o tirar de un recurso como el humor negro, como hace él en sus novelas. Así se procedía, relata, en la época soviética. “Era como jugar una partida de ajedrez con la censura y con el KGB", describe, “las ideas serias se camuflaban como bromas, pero el problema de fondo seguía ahí”.

"Johnson, Zelensky y Trump reflejan cuán superficial es la política mundial y cómo se han roto las reglas de la diplomacia"

Sabe de lo que habla. Cuando era joven y sus conocimientos de japonés valían oro, logró esquivar los tentáculos de la agencia de inteligencia rusa -a la hora de hacer el servicio militar- y acabó de guardia de prisiones en Odessa. Allí escribió libros para niños. Kurkov no es el escritor favorito del Kremlin, aunque él tampoco escatima en críticas a su propio país. La actualidad manda: EE UU está al borde del impeachment porque Trump, supuestamente, pidió por teléfono presidente de Ucrania, Vladímir Zelensky, que investigara a Joe Biden, vicepresidente con Obama, y al hijo de este. “Eres la primera persona que me pregunta sobre esto aquí” (la entrevista se hizo a principios de octubre).

“Creo que la situación guarda una lógica con la evolución de la política”, explica el autor; desde hace “20 o 30 años”, argumenta, el show business ha adquirido un papel clave en ella. “Boris Johnson, Zelensky (actor y comediante), el mismo Trump… todo esto refleja cuán superficial es la política mundial y cómo se han roto las reglas de la diplomacia”, abunda. Cuando estos dirigentes interactúan, “olvidan que quienes están conversando son dos países, no dos hombres; no deberían tratar de resolver problemas personales cuando hablan”, afirma rotundo. Kurkov es un comentarista recurrente en medios internacionales como la CNN.

En El jardinero de Ochákov no solo presta atención a una época concreta, sino que también radiografía a las personas. Hay, según él, dos tipos: jardineros y silvicultores. Los primeros son ordenados, frágiles, con ganas de mejorar el mundo; los segundos, implacables, pesimistas, con más querencia por lo salvaje. A menudo, jardineros y silvicultores “se casan”. Kurkov se declara jardinero, pero "lo bastante agresivo" como para proteger su jardín. ¿Les habla de todo esto a sus hijos? “Nunca les he pedido que lean mis libros, pero les interesa el pasado soviético. Mi hijo pequeño colecciona recuerdos, como radios o motocicletas”, concluye.

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