Las kellys de Barcelona se forman para perder el "miedo"

  • Parte del colectivo de limpiadoras de hotel sigue una formación semanal gratuita en el Casal de Barri Llacuna.
  • ​El Parlamento Europeo recibe el miércoles a representantes de Las Kellys españolas, francesas y británicas. 
Tres limpiadoras de piso de Barcelona que siguen los cursos municipales para kellys
Tres limpiadoras de piso de Barcelona que siguen los cursos municipales para kellys
20minutos | Miquel Taverna
Tres limpiadoras de piso de Barcelona que siguen los cursos municipales para kellys

Su trabajo es muchas veces invisible para el huésped que se aloja cómodamente en un hotel de Barcelona. Pero sobre sus espaldas recae la nada desdeñable tarea de adecentar decenas de habitaciones día tras día, en jornadas de cinco horas que se convierten en ocho, pero sin cobrar horas extra, y de ocho que acaban siendo de 10. 

Con la reforma laboral del año 2012, sus condiciones empeoraron considerablemente y el colectivo pasó en su mayoría a ser subcontratado, con la merma de derechos que ello trajo consigo. 

Su situación se hizo límite y unas pocas, pues casi todas son mujeres, decidieron salir del anonimato en 2016 y sindicarse como Las Kellys (las que limpian), apodo que muchas veces las quiere desprestigiar pero que para ellas es su bandera y su santo y seña.

En la UE contra la subcontratación 

Bajo este paraguas han podido hacerse escuchar en manifestaciones y en el Parlament catalán. Y mañana miércoles hacen un salto a Europa, donde podrán expresar en la Eurocámara su lucha por volver a ser parte de las plantillas de los hoteles y para que las enfermedades físicas que las atacan tras años de servicio se consideren males laborales más allá de las únicas reconocidas: el síndrome del túnel carpiano, la bursitis, la epicondilitis o la tendinitis. 

Estarán junto a compañeras de trabajo francesas y británicas, con unas condiciones laborales y sociales muy similares entre el mismo colectivo. Hace tres años también fueron a Bruselas a reivindicar mejoras en la ergonomía de su tarea.

Clases de defensa personal, derechos laborales o automasaje

El Ajuntament de Barcelona les ofrece desde hace unos meses cursos semanales gratuitos y de libre acceso que estas semanas se llevan a cabo los miércoles en el Casal de Barri Llacuna del Poblenou, en el 22@, un distrito plagado de hoteles. 

Cuentan con ludoteca para sus hijos mientras están en clase y han hecho cursos de defensa personal, automasaje, risoterapia, danzaterapia, manicura, enfermedades profesionales o derechos laborales.

Estos últimos las asesoran sobre qué hacer ante un despido o sobre cómo pedir un día de fiesta tras trabajar 12 seguidos. «Nos enseñan a querernos a nosotras mismas y a perder el miedo», comenta Vania Arana, limpiadora de piso desde hace 22 años y miembro del sindicato Las Kellys. 

Pero, a pesar de sus múltiples ventajas, con suerte llegan a ser una decena de alumnas de un gremio numeroso tratándose de una ciudad tan turística como Barcelona. 

Arana lo achaca al «miedo» de muchas de sus compañeras a ser despedidas si el hotel en el que trabajan se entera de que siguen estos cursos porque, si fueran todas, «esto estaría abarrotado», asegura. 

A ella le consta que muchos de los folletos informativos sobre estas actividades que han intentado hacer llegar a los establecimientos «han acabado en la basura».

Roxana, camarera de piso desde hace 15 años, asegura que ella ha llegado a manifestarse «con gafas de sol y peluca» para que no la reconozcan sus jefes. Y eso que ella está contratada directamente por el alojamiento y no mediante ETT. Esta posición más ‘privilegiada’ no ha evitado que fuera sancionada cuando el cocinero le preparó «una tortilla para desayunar». «Es muy triste», recuerda.

Pide al Ajuntament que «no permita la subcontratación en los hoteles, que es de donde viene el abuso». Lleva de baja 10 meses y, hace unos días, el médico del CAP se burló de ella tras comentarle que «carga carros de ropa de 250 kilos». Vania y Roxana tendrán voz en la Eurocámara. La primera le pide a la alcaldesa Ada Colau que «se desarrolle el sello de calidad del trabajo en los hoteles" que presentaron en junio de 2018 ante el Parlament. Y añade: «Esto mejoraría las condiciones de muchas trabajadoras. Queremos políticos resolutivos». 

"Las camareras de piso limpiamos de 20 a 25 habitaciones diarias. Es un trabajo físico muy intenso que nos ocasiona enfermedades músculo-esqueléticas y psicosomáticas, lo que conlleva largas bajas laborales y despidos. Llegas a creer que no sirves para tu trabajo y eso te afecta en tu vida personal", confiesa Vania Arana, de 52 años y limpiadora de hotel desde hace 22. 

"Trabajas como una burra y 
no se te respeta"

"Trabajas como una burra y no se te respeta. Yo he llegado a trabajar con el pie lesionado porque no me daban la baja", explica Roxana Hernández, de 51 años y trabajadora de hotel desde hace 15. "En 2017 quise cambiar de trabajo a otro no tan físico. Al final solo conseguí que me rehicieran el CV", relata Miriam Suárez, de 46 años y con 17 de experiencia como camarera de piso. 

Vania Arana

"Estas clases nos ayudan a relajarnos y a dar salida a tanta carga laboral. Estar subcontratada es un juego macabro porque al no pertenecer a la plantilla del hotel te sientes sola. Si nos formamos perdemos el miedo y eso lo saben los empresarios". 

Roxana Hernández

"Llevo 10 meses de baja por una rotura de tendones. Abrí una sección de Las Kellys en el hotel en el que trabajo como parte de la plantilla y ya me han dicho que cuando vuelva a trabajar me despedirán, pero ya no tengo miedo". 

Miriam Suárez

"A parte de limpiar hago de recepcionista y ayudo con la lavandería del hostal, que no tiene ascensor, por lo que he de subir las maletas de los clientes por las escaleras. Trabajo medicada porque tengo dolor en los brazos". 

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