Los CDR fracasaron ayer en su intento de acordonar la estación de Sants, una convocatoria a la que acudieron poco más de 500 personas y que, ante la imposibilidad de rodear el edificio, terminaron concentrándose en la entrada principal frente al cordón policial de los Mossos d’Esquadra.

Tras conocer la convocatoria en las redes sociales, la policía catalana decidió restringir a partir de las 18.00 horas los accesos a Sants, incluida la parada de metro de la propia estación, para evitar que los manifestantes pudieran entrar al vestíbulo. Los Mossos, no obstante, habilitaron un pasillo de seguridad para que los viajeros entraran y salieran de la estación. Según Renfe, la protesta no afectó a la circulación ferroviaria.

Sí se vieron afectados los comercios de la principal estación de trenes de Barcelona, pues muchos de ellos bajaron sus persianas antes de lo habitual para evitar posibles incidentes. La protesta se prolongó en el exterior de la estación durante casi tres horas, bajo gritos de "libertad presos políticos", "fuera las fuerzas de ocupación", "Buch dimisión" o "no merecéis la senyera que lleváis", en alusión a los agentes de la policía catalana.

La concentración transcurrió de forma pacífica, aunque con insultos a los periodistas –se repitió el ya clásico "prensa española, manipuladora"– y también a los viajeros que entraban y salían de Sants a través del acceso habilitado por los Mossos. El momento de mayor tensión se vivió cuando algunos manifestantes intentaron acceder al interior de la estación, pero la policía catalana se lo impidió. Este lunes por la noche también hubo protestas en Tarragona, Lleida y Girona, que congregaron a varios centenares de manifestantes.

Por la mañana, las reivindicaciones independentistas se trasladaron a los juzgados, donde decenas de personas, convocadas por Òmnium Cultural, formaron largas colas en las dependencias judiciales de varias localidades catalanas para autoinculparse por su participación el 1-O.