
Ocurre en las oficinas, ¿cómo no iba a pasar en los autobuses? Nunca llueve a gusto de todos y si hablamos del aire acondicionado... acabáramos.
La realidad es que la temperatura es una y las sensaciones de los usuarios son muy diferentes, a pesar de que viajen en el mismo vehículo.
De hecho, la inmensa mayoría de los coches vienen programados para, como máximo, poder variar la temperatura entre los 22 y los 24 grados, según nos mostraron los conductores de Auvasa.
"No es a capricho nuestro", aseguró uno de ellos. "Otra cosa es que haga mucho calor fuera o que la gente llegue sudando y al subir lo note más, pero la temperatura es siempre la misma".
La prueba del algodón
Tal y como pudo comprobar 20 minutos.es , los termómetros marcan otra cosa. En todos los vehículos que subimos a lo largo de una mañana, y a pesar de tener el aire acondicionado conectado, la temperatura no bajaba de 27 grados, tres más de lo deseado.
La sensación de calor llegó a ser mayor todavía cuando nos sentamos en la parte de atrás de un coche oruga.
La espalda terminó empapada en sudor y el termómetro subió hasta los 29 grados.
Lo que está claro es que la capacidad de maniobra es muy pequeña, y no siempre se acierta.
"Hay veces que no das el aire porque te parece que es demasiado temprano, a eso de las 9 horas de la mañana, y hay pasajeros que te lo piden", cuentan los conductores.
"Otras veces, en cambio, va el autobús hasta arriba y en hora punta de calor y alguien te dice que si no está muy alto", ironizan.
La explicación última que nos apuntan para explicar la sensación de frío en algunos viajeros es que "el aire sale a chorro en cuanto la temperatura sube y eso no se controla".
Es decir, cuando hay 24 grados no sale aire, pero cuando se sobrepasan tiene que salir más frío para contrarrestar. O eso explican.
Un día nublado
Autobuses: Para comprobar las temperaturas montamos en los autobuses de las líneas 3, C1, 2 y 1, entre las 12.00 y las 15.00 horas.
En la calle: El termómetro marcaba los 25.8 grados, a pesar de que el día estaba nublado.
En el interior: Hacía más calor que en la calle. Dentro de los buses el termómetro subía y se estabilizaba por encima de los 27.7 grados, Eso sí, se produjeron variaciones dentro del mismo vehículo. De montar delante a sentarse atrás se registraron hasta dos grados de diferencia.
Viajeros habituales
Cristian Poncela. 19 años, usuario del autobús.

Manuela Cerdán. 58 años, usuaria del autobús.

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