
El cuarteto islandés Sigur Rós se transformó noche en una gran orquesta cósmica, la que puso al Festival Internacional de Benicàssim en gravedad cero con una ejecución apabullante, una escenografía cinematográfica y un viaje atmosférico del Ártico al Oeste con acordes magistrales.
Para ser la fiesta de bienvenida del FIB, la que en sus primeras ediciones era gratuita y reunía a grupos de segunda y tercera categoría, la de este año ha superado las expectativas, incluso el listón alto puesto en 2007 por Los Planetas e Iggy Pop.
Reto islandés
El reto que aceptaba el grupo islandés era especialmente difícil ante un escenario acostumbrado al baile, a la música independiente pero sencilla y que acabó rendido ante un alarde de técnica instrumental y a un sonido genuino que transformó el salto en expectación prolongada y en una atmósfera que pocos recuerdan en esta costa: La orquesta cósmica del siglo XXI.
En el concierto se han podido contemplar retazos de "La naranja mecánica" y "El quinto elemento", pasando por "Los vengadores" y hasta "El ataque de los clones" a través de una banda formada hace 14 años en la misma isla que vio nacer a Bjork y que en este FIB ha dejado en la retina uno de los más exagerados conciertos que se recuerdan. Sigur Rós, con Jon Thor Birgisson al frente -y vestido con una casaca coronada con plumas de faisán que le envidiaría Billy Corgan, de Smashing Pumpkins-, ofreció
Un lenguaje inventado -el "hopelandish"-, la épica de la mitología nórdica y el confeti de una gran fiesta veraniega se han unido esta noche con ecos marinos, árticos, fronterizos o balcánicos y voces celestiales, llevado todo ello a sus últimas consecuencias. El FIB 2008 necesitaba el toque "friki" y Sigur Rós lo ha clavado.
Otras actuaciones
Mucho más sencillos, con ganas de agradar, los estadounidenses Nada Surf llenaron el Escenario Verde de limpias guitarras y melodías casi perfectas, al igual que sus compatriotas Mates of State.
La reafirmación patria entre tanta cultura anglosajona llegó con los donostiarras Single y los barceloneses Facto Delafé, los primeros con sus efectivas y visuales fusiones del pop con el reaggae -incluida una adaptación electrónica del "Gracias a la vida"- y ecos de su etapa anterior en Le Mans, y los segundos con el abarrote de la carpa para escuchar su hip-hop encantador, comandado por Helena Miquel como nueva musa-belleza del pop independiente.
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