Acompañado de su secretario de Estado, Tarcisio Bertone, y del cardenal australiano, George Pell, el líder católico se entrevistó con los responsables de otras religiones presentes en Australia, entre ellas la judía, la islámica, la hindú y la budista. El Papa les indicó que no se debe ver la religión como "una causa de división, sino como un motivo de unión".
"En un mundo amenazado por siniestras e indiscriminadas formas de violencia, la voz unificada de las personas religiosas insta a las naciones y comunidades a resolver los conflictos por medios pacíficos y con un completo respeto de la dignidad humana", declaró.
Mantener el medioambiente
Y añadió, "las relaciones humanas no pueden ser definidas en términos de poder, dominación e intereses egoístas. Más bien, reflejan y deben perfeccionar la inclinación natural a vivir en comunión de acuerdo con los demás".
También habló a los miembros de las otras religiones sobre la necesidad de mantener el medioambiente, con lo que este asunto se ha convertido en uno de los principales de la estancia de Benedicto XVI en Sídney, tal y como había adelantado días atrás que haría.
"Hombres y mujeres están llamados a mirar el medioambiente como una maravilla que ha de ser considerada y respetada en lugar de verla como una materia prima para el simple consumo", aseguró. El Papa comentó entonces que "incumbe a las personas religiosas demostrar que es posible encontrar alegría en vivir de forma simple y humilde, compartiendo generosamente el excedente de cada uno con los que están necesitados".
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