Donde el resto de los mortales vemos un circulito y tres rayas, ellos ven química sintética. Entrar en sus dominios -el laboratorio- significa, ante todo, no tocar nada. «Por favor, no te acerques a ese aparato que está calibrado», comentaron al arriba firmante nada más asomar la cabeza por uno de los departamentos. Son los investigadores.

«Esto es vocacional, porque es un trabajo más duro de lo que la gente se piensa, muy sacrificado en el día a día y poco reconocido», explicó a 20 minutos José Carlos Rodríguez Cabello, director de un grupo de investigación.

Y precisamente ahí, a la vocación, ataca el programa que ha iniciado la Universidad de Valladolid este año con sus residencias estivales en el Parque Científico, al que han tenido acceso 15 estudiantes de carreras de ciencias, informática e ingeniería.

Los alumnos, por ahora, saben que les esperan dos meses de análisis y quien sabe si algún avance... «Esto no es una empresa, nuestros progresos no tendrán resultados en alguna aplicación de utilidad hasta dentro de 10 años», ironiza Celedonio Álvarez, coordinador del grupo investigador de química.

Detallar en estas líneas lo que hacen sería imposible, al igual que investigar sin fondos para material y personal. La remuneración que obtienen es simbólica: 150 euros al mes, por eso muchas vocaciones cambian el laboratorio por nóminas más atractivas.

22 años, estudiante de Física.

«Hay que saber buscar las oportunidades». «Voy a someter a todo tipo de pruebas los materiales nuevos. Es la manera de ver cómo se comportan en diferentes situaciones. Para mi la investigación en la Universidad es la primera opción, antes que la empresa privada, gestorías o docencia. Creo que sí hay oportunidades. No llueven del cielo, pero si te sabes mover y no te importa salir al extranjero, hay opciones diversas para ser investigador. Hablo de empezar, cuando llegue el momento de afianzar un proyecto ya te contaré si es fácil o difícil».

26 años, 5º de Química.

«No todos tienen la ayuda de sus padres». «He comenzado un alínea de investigación. Vamos, por así decirlo, a añadirle metales a proteínas para ver cómo reaccionan y eso, ya veremos a donde nos lleva en el futuro y cómo se le puede dar una aplicación. A mi, investigar me gusta mucho y también a la gente de mi promoción. Es algo generalizado. El único problema es que no a todo el mundo le pueden ayudar sus padres, porque investigar significa saber que económicamente se ofrece más bien poco. Pero es nuestra ilusión».

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