El consumo de cocaína continúa creciendo en la ciudad y ya supera los niveles del año pasado. Los expertos apuntan al cliente esporádico como responsable de un «moderado ascenso» con respecto a 2007, según el psicólogo Evaristo Díaz, de la Asociación Ciudadana de Lucha Antidroga (Aclad).

Este aumento, además, ha ido acompañado en los primeros seis meses de este año de un incremento de incautaciones policiales: ya se rozan los 600 gramos de polvo blanco frente a los 574 que se habían interceptado hasta septiembre del pasado año. Y, alertan los expertos, con todo el verano por delante, una de las épocas del año en las que se dispara el consumo, especialmente en el caso de la clientela esporádica.

Analizando estas cifras (un incremento del 3%), las asociaciones alertan del «peligroso aumento del alcoholismo juvenil», que no sólo envía ya a pacientes crónicos de 20 años al Canalejo, sino que también «muchas veces, un consumo abusivo pide cocaína y viceversa», asegura Díaz.

Y a esto hay que añadir el ambiente de crisis económica- el medio gramo ronda los 30 euros- que no ha evitado el aumento en un mercado que, además, «no admite ninguna rebaja». En este alarmante panorama hay un hueco para el optimismo, ya que los expertos se encuentran cada vez más con habituales que quieren dejarlo, por lo que «en muy poco tiempo veremos cómo comienza a descender».

La bajada vendrá dada, en gran medida, por un miedo que se transmite de generación en generación. «Igual que pasó con la heroína, el propio consumidor ya se asusta ante lo que destruye», sentencia Díaz.

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