Temperaturas mínimas muy altas, humedad sofocante y asfalto que aumenta la sensación de calor. Todo ello, bien agitado, da un cóctel de lo más explosivo para este verano en la ciudad de Valencia: las noches tropicales.

Se trata de un fenómeno que combina mínimas nocturnas por encima de los 20 grados con una humedad de casi el 100%, agravado por el efecto isla de calor, que sube las temperaturas hasta dos grados al soltar el asfalto el calor acumulado durante el día. El director del Centro Meteorológico de Valencia, Jorge Tamayo, explica a 20minutos.es que este verano se esperan «bastantes noches tropicales, ya que la tendencia indica que las temperaturas van a ser algo más altas» en la capital este año.

El factor determinante es la humedad. «Si está por encima del 80%, la sensación de bochorno empieza a ser insoportable por la noche», añade Tamayo. Esto explica la diferencia de temperaturas entre la costa y el interior, donde las veladas son más llevaderas. De hecho, las noches tropicales se dan en localidades costeras.

Este fenómeno ha ido a más en los últimos veranos, según los registros del Centro Meteorológico de Valencia, aunque este año el calor fuerte empezó en la última semana de junio. Así, durante este periodo, todas las noches han cumplido los requisitos para catalogarse como tropicales. Otro elemento clave es el viento de poniente, que dispara el mercurio por encima de los 36 grados, y hace aumentar la sensación de calor intenso.

Cuando el aire no admite más calor

El límite de temperaturas nocturnas que soporta el cuerpo humano está en 26 grados, según los expertos, pero con una humedad de hasta el 75%. Por encima de este registro, los poros de la piel no pueden transferir más vapor de agua al ambiente, porque está saturado. Así, el cuerpo no da salida al calor, y éste se acumula en el interior y aparece la sensación de bochorno. Esto impide conciliar bien el sueño y repercute en el descanso.

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