El cerco policial a los integristas se inscribe en la ofensiva lanzada por el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, para detener a los activistas en diversas escuelas religiosas, o madrasas, y mezquitas.

La policía paquistaní investiga las relaciones de algunos de esos detenidos con tres de los cuatro autores materiales del 7-J, todos ellos británicos de origen paquistaní que visitaron este país el pasado año.

Los expertos indagan si, durante su estancia de varios meses en Pakistán, los tres terroristas suicidas tuvieron contactos con algunas organizaciones integristas.

Docenas de clérigos y estudiantes arrestados

En Karachi y otras ciudades importantes, el gobierno ha decretado máxima alerta con objeto de prevenir un eventual ataque terrorista, señalaron fuentes oficiales. Docenas de clérigos y estudiantes fueron arrestados, algunos de ellos en las madrasas o escuelas islámicas visitadas por los terroristas del 7-J, según la agencia PTI.

Algunos líderes religiosos condenaron la actuación del gobierno, le acusaron de "arrestos injustificados y fuera de la ley", y señalaron que las redadas contra integristas "se llevan a cabo para satisfacer a América".

El ministro paquistaní de Interior, Aftab Ahmed Khan Sherpao, dijo que estas medidas se dirigen contra aquellas personas que están implicadas en la publicación de material que incita al odio, hacen discursos provocadores o refugian a supuestos extremistas.

La opinión pública considera que el general Musharraf, quien mañana tiene previsto dirigir un mensaje a la nación por televisión, está presionado por la posible "conexión paquistaní" de los atentados de Londres, aunque las investigaciones que llevan a cabo sus fuerzas de seguridad están caracterizadas por el secretismo.