Por raro que parezca, el rastro es un espacio muy cotizado en Gijón. Tanto, que más de la mitad de los vendedores ambulantes que solicitan al Ayuntamiento permiso para montar un puesto se quedan si él porque no hay sitio. En el segundo semestre del año pasado el 53,5% de los comerciantes estaban en la lista de espera aguardando a que alguien dejara una plaza vacante.

A lo largo de el año pasado, 352 vendedores se instalaron cada domingo en el aparcamiento de El Molinón, según los datos de la Oficina de Información al Consumidor. Mientras, otros 405 permanecían a la espera por falta de espacio físico para instalar allí su puesto.

Que en el rastro se puede encontrar casi de todo se evidencia al ver los objetos que vende cada comerciante. Casi un tercio de los puestos (el 31,4%) son de venta de artículos usados. Los negocios de saldos y textil/calzado suponen el 23,5% y el 14,3% del total que se instala en el rastro.También hay hueco para artesanía, mercería, ferretería, flores, alimentación y artículos de regalo, entre otros.

Obras en el Molinón

Las obras de ampliación del estadio de El Molinón -que comenzarán en breve- no está previsto que afecten al espacio del rastro, según fuentes municipales.

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