El acusado, de 31 años y vecino de Mieres (Asturias) chateaba con la novia de la víctima desde hace un año y había viajado a Zaragoza en varias ocasiones para conocerla. La joven quiso cortar la relación, pero él regresó a Zaragoza la semana del crimen con la intención de instalarse en la ciudad.
Al parecer, el agresor consiguió el número de la víctima y se hizo pasar por otra persona para atraerle, mediante llamadas y mensajes de móvil, hasta la calle Porcell, donde le asestó 20 puñaladas en un portal que abrió aprovechando la entrada de algún vecino.
Análisis de las pruebas
Algunos testimonios (entre los que figuraría una grabación de una cámara de un hotel próximo) apuntaron hacia el asturiano como autor del crimen. Además, junto al cuerpo de la víctima se halló una gorra propiedad del sospechoso.
En el registro policial del domicilio del detenido aparecieron unas zapatillas recién lavadas, cuya suela coincidía con la de una huella hallada en el lugar del crimen. La Policía está analizando éstas y otras muestras, pero todavía no ha encontrado el arma homicida.
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