La llegada del AVE supone más quebraderos de cabeza que beneficios de movilidad a los vecinos de Teis. A día de hoy, el único que tiene claro que no habrá expropiaciones con la entrada del tren a través de un túnel es el alcalde, Abel Caballero. Al menos, los vecinos consiguieron en el pleno municipal que el Concello instase a Fomento a que les remita una carta indicando si se les expropia o no.

En Teis, uno de los barrios más populosos de la ciudad donde viven unas 30.000 personas, hay nueve viviendas y un centenar de fincas que peligran con el trazado del AVE. Pese a que el alcalde anunció que las expropiaciones ya no eran necesarias, «ningún afectado tiene ninguna carta que diga que no va a haber expropiaciones», señala Manuel Antonio Sotelino, presidente de la comisión de afectados.

Otra de las cuestiones que desconcierta a los vecinos es el «paseo verde» que quedará en superficie: «¿quién dará los terrenos?», preguntaban en el salón de plenos del Concello.

Más y más gastos

Sin embargo, que les quiten o no sus propiedades ha pasado ya a ser un mal menor para los vecinos de Teis. Los afectados apuntan que «llevamos dos años en la ruina» en referencia a la hipoteca a la que se enfrentan tras anunciarles en 2006 que se quedarían sin casa. Para Sotelino «llegan tarde, nosotros ya estamos ahogados».

Además, aunque Fomento no necesite ninguna finca para el nuevo trazado hay propietarios que ya aceptaron, y firmaron, la expropiación. Quienes se encuentran en esta situación han visto cómo el precio fijado se ha reducido a la mitad desde que lo acataron y aún no lo han cobrado.

Mientras, los vecinos están acarreando con gastos de peritos y abogados que les dicen que «la ley de expropiación dice que el proceso no se puede parar», apunta Sotelino.

A mitad de precio

Se trata de la misma zona en la que años atrás las expropiaciones se llevaron a cabo con motivo de la construcción de la autopista Vigo-Pontevedra. Por aquel entonces el Jurado Provincial de Expropiación valoró el metro cuadrado en 12 euros. Hoy, casi 30 años después, la misma extensión en el mismo barrio cuesta la mitad para el Ministerio de Fomento, aunque en lugar de una autopista se trata del ferrocarril.

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