La Policía marroquí está bajo sospecha, según cuenta el diario El País: tres semanas después de intervenir en Ifni, al sur del país, para acabar con el bloqueo del puerto pesquero por grupos de jóvenes que exigían a las autoridades que acabaran con la marginación de la ciudad, los testimonios sobre torturas y brutales agresiones han creado un revuelo en Marruecos.

Ifni, de 22.000 habitantes, ubicada a 770 kilómetros al sur de Rabat, fue española hasta 1969. Sus habitantes, hartos de la marginación de la ciudad, iniciaron una protesta que las fuerzas del orden sofocaron con contundencia.

Pero los agentes de la policía no se limitaron a hacer su trabajo: múltiples denuncias y testimonios aparecidos en la prensa marroquí han puesto en evidencia que los antidisturbios no sólo saquearon y robaron, sino que además torturaron a un número indeterminado de ciudadanos.

"Entraron por la fuerza en nuestra casa, me robaron dinero, una cámara de vídeo, tres móviles, un ordenador y después me golpearon y me condujeron a comisaría donde un oficial ordenó a sus subordinados que me desnudaran por completo y me quitaran las pulseras". Relatos como éste han trascendido a la opinión pública marroquí durante las últimas semanas.

188 detenidos

El ministro de Interior, Chakib Benmoussa, recalcó que "no tuvieron otra opción" tras el fracaso del diálogo con los manifestantes. El modesto balance oficial de la toma de Ifni es de 48 heridos -28 de ellos en las filas de los antidisturbios- y de 188 detenidos, de los que 11 han sido puestos a disposición judicial.

Pero la avalancha de denuncias por parte de organizaciones de Derechos Humanos ha obligado al Gobierno a aceptar la creación de una comisión de investigación en el Parlamento. El miércoles compareció el ministro del Interior y esta semana viajará a Ifini para recabar más información. El Ejecutivo combina ahora gestos apaciguadores, como tolerar una marcha pacífica de 10.000 personas en Ifni, con otros represivos.