El pozo estaba cubierto la mitad por una placa de hormigón y la otra mitad por una tabla, que fue por donde cayó el niño.
De hecho, los miembros de Protección Civil que rescataron al menor tuvieron que romper el resto de la placa para que uno de sus efectivos pudiese descender a rescatar el cuerpo del chaval.
El suceso causó gran conmoción en la localidad, ya que se trata del único niño que vivía en el municipio, que cuenta con una población envejecida.
La capilla ardiente ha quedado instalada en el tanatorio de Bembibre.
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