La mujer trasplantada en Valencia de los dos antebrazos y manos no tiene para vivir

  • Se muda a casa de unos amigos de Murcia porque no tiene para pagar un alquiler.
  • Ha buscado en vano trabajo de recepcionista, telefonista, secretaria, dependienta...
  • La fundación del cirujano valenciano que la operó ha estado ayudándola con 3.500 euros al mes, pero ya no da más de sí.
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Alba Lucía Cardona, la primera mujer trasplantada de los dos antebrazos y manos, no tiene un duro. El acuerdo por el que la Fundación Pedro Cavadas le ha estado costeando durante año y medio su tratamiento y manutención expira el lunes y Alba Lucía ha decidido empaquetar su vida, alquilar una furgoneta y mudarse a casa de unos amigos de Murcia.

Es la única solución que ha encontrado después de buscar un empleo sin éxito: "No me ha salido nada absolutamente", lamenta. Alba Lucía cuenta que no le importaría dar el callo en lo que fuera: "Trabajé en Colombia de recepcionista, dependienta de supermercado, secretaria..." Es más, ha llegado a hacer varias entrevistas "por ejemplo, para trabajar como telefonista", pero no le compensaban.

A sus 49 años, se siente atada de pies y manos. Si aceptaba los trabajos que le han salido, explica, tiene que renunciar a la pensión de unos 400 euros por incapacidad que recibe y los sueldos que le ofrecen no le dan para vivir. La ayuda por discapacidad, por más que la estire, no le llega siquiera para pagar "los 600 euros de alquiler y los servicios" de la casa donde ha estado viviendo el último año y medio gracias a la Fundación Cavadas, del cirujano valenciano que la operó.

Esta entidad, de carácter familiar, está sustentada con "las aportaciones de la gente, no hay ayuda pública" y lleva año y medio asumiendo los gastos de alquiler y manutención de Alba Lucía, explican (salvo la ropa y la comida). Ha estado costeano la rehabilitación (unos 2.000 euros) y el arrendamiento, las facturas de agua, luz y gas (otros 1.500 euros al mes).

La atención a Alba Lucía tenía fecha de caducidad, según reconocen tanto ella como la Fundación, aunque, en este aúltima comentan: "Se le concedió una prórroga hace un mes" para que permaneciera en el piso hasta que encontrara otro y los recursos para valerse por sí misma. Ahora, el tiempo corre en su contra "porque hay otros pacientes que necesitan ocupar esa vivienda durante su tratamiento", aclaran.

Alba Lucía tiene hechas las maletas para trasladarse a Murcia el domingo o el lunes. Médicamente, no hay inconveniente: "Ya ha recibido el alta aunque tendrá que someterse a controles periódicos en la Fe para evitar el rechazo". Personalmente, Alba afronta este nuevo reto en su vida con la esperanza de empezar de cero allí, una vez más.

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