El que iba a ser el día más feliz de la vida de A. C. se está convirtiendo en una pesadilla. A menos de un año para su boda, se encuentra sin iglesia. Y eso que desde febrero tenía reservada fecha y hora en la capilla de la Vera Cruz. Nadie podía decirle entonces el calvario que iba a vivir cuatro meses después.

Ahora, en lugar de estar eligiendo traje, no pasa una semana en que no visite una iglesia y pregunte si está libre la fecha de mayo en la que había decidido formalizar la relación que mantiene con su novio desde hace ocho años.

«Hasta el momento no he encontrado nada. Supongo que habrá alguna iglesia en Sevilla que pueda acogerme ese día y si no tendré que casarme por el juzgado», dice.

Cuando en febrero acudió al templo de la Vera Cruz, le ofrecieron la posibilidad de escoger entre dos sábados del mes de mayo. Se marchó de allí con la sonrisa en los labios y la ilusión de contarle a sus seres más cercanos que ya tenía fecha y hora para la boda.

Un error

Los dolores de cabeza llegaron cuatro meses después cuando les dijeron que había habido un error y ese día y a esa hora ya había una boda programada y que la única opción era llegar a un acuerdo con la otra pareja o buscar iglesia.

No hubo acuerdo y ahí está, buscando un lugar donde casarse. Y es que la fecha es innegociable porque ya han dado 2.000 euros de señal en el restaurante donde tienen pensado celebrar el banquete.

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