Buenos Aires, cubierta de humo y cenizas llegadas de la erupción del volcán Chaitén, al sur de Chile. Aunque las cenizas llegaron con poca densidad, fueron suficientes para nublar el cielo de la capital argentina.
Marcos Brindicci / ReutersEl volcán Chaitén sigue lanzando ceniza y lava al sur de Chile. Varios vuelos en la zona de la Patagonia han sido cancelados para evitar el denso humo de la erupción.
Antonio de la Jara / ReutersEl volcán Chaitén, en Chile, tras recrudecer su actividad. Unas 8.000 personas de las localidades de Chaitén, Futaleufú y Palena han sido evacuadas.
Álvaro Vidal / EFEBajo el volcán. La ciudad de Esquel, en el oeste de la provincia argentina de Chubut, cubierta con las cenizas despedidas por el volcán chileno Chaitén, cerca de la frontera entre ambos países. La columna de cenizas llega a unos 8.000 metros de altura y el viento además la extiende hacia el norte de la vecina provincia de Santa Cruz.
Jorge Posse / EFEEl volcán Chaitén en Chile, en actividad. El gobierno estudia un plan de emergencia para coordinar la ayuda y dar respuesta a las zonas más necesitadas. FOTOGALERÍA: La furia del Chaitén
Ian Salas / EFEBajo el volcán. Un hombre limpia el techo de su casa en la localidad de Futaleufú, fue afectada por las cenizas de la erupción del volcán Chaitén, en Chile.
Cristian Brown/Gobierno Regional de los Lagos / EFELos habitantes de la ciudad argentina de Esquel usan mascarillas para protegerse de las cenizas del Chaitén.
Municipalidad de Esquel / ReutersFutaleufú, otra de las localidades afectada por la lluvia de cenizas.
Cristian Brown/Gobierno Regional de los Lagos / EFEUn camino de Futaleufú, Chile. Las autoridades han ordenado la evacuación de la zona cercana al Chaitén, que ha comenzado a emitir lava.
Cristian Brown/Gobierno Regional de los Lagos / EFEUna enorme nube de humo y cenizas ha emanado minutos antes de que se diera la orden de desalojo desde el cráter del volcán, situado a sólo 10 kilómetros de Chaitén, donde aún permanecían unas 250 personas entre policías, militares, periodistas, bomberos y algunas autoridades locales.
Ian Salas / EFE