"De momento el manager no nos ha dicho nada, así que va a venir". Así, con cautela, se toman en la organización de
Rock in Rio el estado de salud de una de las estrellas que, previsiblemente,
deberían brillar en el festival que comienza la semana que viene en Madrid.
La diva del soul,
Amy Winehouse, sigue hospitalizada en una clínica londinsense después de que
el pasado domingo se desmayara de repente en su casa. Cuatro días después sigue en observación, y
la prensa británica no escatima en augurios muy negros sobre una muerte antes de tiempo.
The Sun asegura incluso que los médicos ya han dictado sentencia
a raíz de las arritmias que retienen a la cantante en la cama del hospital: "Sólo puede detener esto
si abandona las drogas". Unas palabras que, aun tomándolas con precaución,
no dejan muy buen sabor de boca.
En Lisboa, la cantante casi no pudo entonar
En la organización del festival Rock in Rio
aseguran que, si sucediera algo que impidiera venir a Amy Winehouse a España, se avisaría enseguida
tanto a los medios como al público "por el tema de las entradas". Unos tickets que, para ese día en concreto,
el 4 de julio, cuestan 69 euros.
El precedente de Lisboa,
donde la británica casi no pudo entonar y mostraba indicios de indisposición evidente, no es muy esperanzador.
Pero los días de reposo a lo mejor surten efecto en ella, que cobrará algo más de
medio millón de euros por deplegar su talento en Arganda del Rey.
Este mes, además, tiene previsto, si la salud se lo permite,
ir a cantar al festival de Glastonbury y también al homenaje, por su noventa cumpleaños,
al ex presidente sudafricano Nelson Mandela. Actualmente, su marido
está en la cárcel por una pelea. Y ella, hace honor a su laureado
Rehab.
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