Porros, alcohol o sustancias estimulantes no son buenas para nadie y en ninguna situación, pero si se consumen en el trabajo pueden tener consecuencias desastrosas, y los inmigrantes, por su situación de desarraigo y de precariedad laboral, son presa fácil.

Para evitar que este tipo de situaciones se produzcan, Comisiones Obreras ha puesto en marcha una campaña de información y de formación de asociaciones de inmigrantes que les ayude a prevenir el consumo de drogas entre sus compatriotas.

Creen además que el despido no es la solución ya que es un problema sanitario y como tal hay que abordarlo.

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