En un comunicado divulgado por la policía de West Yorkshire, la familia de Kahn, que vive en Leeds, donde el presunto terrorista ejercía como tutor de niños con problemas de aprendizaje e integración, ha afirmado que le tuvieron que "lavar el cerebro" para llevar a cabo los ataques, ya que siempre había sido "un hombre amable y cariñoso".

Sus allegados han pedido a la ciudadanía que comuniquen a la Policía cualquier información que pueda ser útil para "descubrir a las redes terroristas que se dirigieron y prepararon a nuestros hijos para llevar a cabo ese mal".

La familia de otro de los terroristas, Hasib Hussain, de 19 años y también de Leeds, ha asegurado que se encontraba "destrozada" por lo ocurrido y definieron al joven como "un chico cariñoso y normal que nunca nos dio motivos de preocupación".

"Nuestros pensamientos están con esas familias rotas y nosotros tendremos que vivir el resto de nuestras vidas con la pérdida de nuestro hijo en estas difíciles circunstancias", señalaron.

La esposa de Germaine Lindsay, otro de los supuestos terroristas suicidascondenó el sábado la matanza a la vez que mostró su estupor al descubrir la implicación de su marido.

Lindsay, británico de origen jamaicano, era un esposo y un padre "entrañable", declaró Samantha Lewthwaite.

"Nunca imaginé que podría estar involucrado en estas actividades tan horribles", añadió. "Intento hacerme a la idea de los acontecimientos recientes. Mi mundo entero se ha desplomado y mis pensamientos están con las familias de las víctimas de esta incomprensible devastación", señaló Lewthwaite.

Lindsay es sospechos de haber perpetrado el atentado en el tren que estalló cerca de la estación de metro de King's Cross, al norte de la ciudad, y que mató al menos a 26 personas, incluido él mismo, según los investigadores.

Su domicilio en Aylesbury (noroeste de Londres) está siendo registrado por la policía desde el miércoles pasado.

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