
Bosques pasto de las llamas, pueblos evacuados, campos reducidos a cenizas..., el riesgo de sufrir grandes incendios este verano es el más alto desde hace doce años, sobre todo en el sudeste y en el norte de la comunidad.
Las fuertes lluvias caídas en primavera han hecho que la vegetación haya brotado con más fuerza, lo que aumenta la probabilidad de incendios en época estival, ya que "toda esa maleza se seca en agosto, y es el mejor combustible para que el fuego prenda y se expanda", según Ecologistas en Acción.
De hecho, según un portavoz del colegio, de momento se ha cumplido uno de los tres pilares para que se den fuegos en verano: una primavera lluviosa. Los otros dos son un verano seco y el viento.
El último gran incendio de estas características ocurrido en la comunidad fue en 2004, en San Martín de la Vega, que devoró más 1.100 hectáreas de campo.
Se avecina un verano seco
Las previsiones de Meteogroup apuntan también hacia esta dirección: el mes de mayo ha sido el más lluvioso desde 1995, y junio lleva el mismo camino. Además, auguran un estío seco y "más cálido de lo normal".
La mejor forma de evitar un fuego en verano son las tareas de prevención (limpieza en las franjas de las carreteras, labores de poda, creación de cortafuegos...) que se realizan en invierno y a las que, según los forestales, deberían triplicarse los recursos. La otra es la colaboración de la población. Por eso, a partir del 1 de junio y hasta el 15 de octubre, la Comunidad prohíbe la realización de barbacoas incluso en los espacios habilitados para ello.
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