El magistrado, que investiga la actividad en España de este presunto grupo mafioso, considera que existen "bastantes indicios" para vincular a todos ellos con la denominada comunidad criminal conocida como Tambovskaya Malysevskaya que se asienta en España en 1996 para dedicarse a actividades de blanqueo de dinero y enriquecimiento.

En función del grado de responsabilidad de cada uno en esta organización, les acusa de los delitos de asociación ilícita, blanqueo de dinero, falsificación de documento mercantil, falsedad en documento público, delito fiscal -como la devoluciones indebidas de IVA por valor de 28,5 millones de euros- y un delito de simulación de contrato.

30 millones de euros

A Petrov, arrestado en Palma de Mallorca y quien tiene numerosos antecedentes penales en Rusia, le atribuye la "autoridad" del grupo mafioso Tamboskaya. Le acusa de un fraude a Hacienda por más de 3 millones de euros y dice que desde su llegada a España en 1998 ha acumulado un valor patrimonial superior a los 30 millones de euros.

De Alexander Malyshev, detenido en Málaga, Garzón dice que es "el máximo dirigente" de Malyshevskaya y que está interrelacionado con el grupo que dirige Petrov. El magistrado, en el auto de prisión, señala que en la actualidad todo el grupo conforma una "homogénea estructura", en la que los principales dirigentes han sido incluso "compañeros de banda en su juventud".

Añade que comparten responsabilidades y se reparten parcelas de poder, manteniendo entre sí "relaciones lucrativas", y emplean sus contactos para "pedir u otorgar favores en el ámbito político, económico, financiero y judicial". Todo ello, con el objetivo de seguir incrementando su riqueza, "borrar su pasado criminal, vivir sin problemas en España" o proporcionar ayuda a sus compatriotas, entre otros fines.

Entre los acusados destaca también Vitali Izguilov, que estuvo encarcelado en 1995 por la llamada operación 'Avispa' también contra la Mafia Rusa en España, y Garzón subraya que "subió de grado" en el escalafón de la organización tras su encarcelamiento y relata como en el transcurso de una conversación telefónica ordena a otra persona que vaya a ver "a un tal Stalnoi" al hospital para romperle un segundo brazo.