Su invención data de 1934, y fue ingeniosamente diseñado para evitar las inoportunas visitas de los vendedores a domicilio, como cuentan en microsiervos.com. Se trata de un 'timbre para plastas', que tal y como reza literalmente el anuncio de la época: "Es un timbre para la puerta en el que quien quiere llamar tiene que introducir una moneda de 10 centavos".
¿Para qué? Muy sencillo, si el visitante es bienvenido, se le devuelve el dinero. Pero si es un 'plasta', el dinero "se queda dentro de la caja".
El fin último de esta especie de caja registradora era reducir el número de visitas inesperadas gracias a que el timbre "les disuadiría de perder su dinero".
Un invento muy eficaz que quizá a más de uno de le dé por incorporar próximamente en su domicilio.
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