Antes las vacaciones se tomaban como un periodo para descansar del trabajo continuado, pero ahora las tomamos como un momento de ocio en el que hacemos cosas que no podemos hacer el resto del año. Esto, en algunos casos, puede ocasionar estrés, depresión o ansiedad.
¿Cómo es posible?
Pues hay varios factores. Por un lado, tendemos a idealizar las vacaciones y si no salen como esperábamos pueden crearnos una sensación de frustración. Por otro lado, en vacaciones estamos más tiempo con la familia y con los amigos, lo que puede generar conflictos.
¿De ahí que aumenten los divorcios?
Sólo en septiembre se producen el 30% de los divorcios. Eso no quiere decir que el problema se deba a estar juntos en verano, sino que, además, hay mucha gente que ya lo está pensando y espera al principio de curso siguiente para terminar.
Entonces, nuestras vacaciones ¿son largas o cortas? España es uno de los países donde hay más vacaciones, pero eso no suele influir. Lo más importante es que a la hora de ir de vacaciones, la gente planifique bien dónde va a ir, cuándo y con quién.
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