El poder del consumidor

Carlos López cree que si los hijos de una sociedad de valores civiles son llamados ciudadanos, los hijos de la cultura del consumo tienen que denominarse consumidores.
«El consumo responsable será una tendencia muy fuerte».
«El consumo responsable será una tendencia muy fuerte».
Martín Mesa
«El consumo responsable será una tendencia muy fuerte».
Él se reconoce como tal, aunque sea la oveja negra de la familia, porque asegura que puede vivir con 360 euros al mes pagando alquiler, comida, móvil e Internet. «Y aún he podido hacer algún préstamo», dice.
 
Carlos, nacido hace casi 30 años en Ubrique (Cádiz), es representante de la Red Andaluza de Consumo Responsable en Málaga y, el próximo sábado (Archivo Municipal, Alameda Principal, 10.30 horas), impartirá un taller para explicar en qué consiste un movimiento que «aspira a cambiar el mundo».
 
Las revoluciones de antes eran de puertas para afuera; por eso se apuntaba tanta gente. La revolución que propone Carlos López es individual, aunque aspira a extenderse como una mancha de aceite.
 
«Creemos que estamos indefensos ante el mercado, pero lo cierto es que los consumidores tenemos el poder de elegir. Yo propongo escoger un mundo solidario, donde no esclavicen a niños para que yo tenga unas zapatillas, donde la agricultura, la industria y el comercio local prosperen, donde se haga un uso racional del agua y la energía y no se envenenen cultivos con pesticidas», argumenta.
 
La opción del consumo responsable llegó tras una búsqueda personal, y la defiende como una religión. «Hace años que no compro ropa. Lo único a lo que no renuncio es a una alimentación con productos ecológicos. Mi hermano dice que son caros, pero es que él paga coche y yo no».
 
Hace poco, Carlos le mandó a su hermano una mermelada casera de fruta biológica. «Me dijo que las otras ya no le sabían a nada». Un comienzo.
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