El eterno retorno

Basado en el cuento original de Andersen.
¿Sueles contemplar el cielo en las noches de verano? Seguro que alguna vez has visto estrellas fugaces.

Un cometa cruzó el cielo mientras un niño hacía pompas de jabón. Las bolas de colores volaban por el espacio cuando el pequeño vio la gran bola de fuego con su fulgurante cola. Algunos decían que medía millones de kilómetros, otros que no era para tanto. Pero estaban de acuerdo en que muy pocos de ellos estarían vivos para ver al cometa pasar de nuevo.

El chico creció y se hizo maestro de escuela.  Todo el mundo decía que sabía mucho. A sus alumnos les enseñaba historia, geografía y todo lo relacionado con los cuerpos celestes. Y siempre les decía: «Todo regresa. Si observáis a las personas, veréis que vuelven con otras ropas, incluso con otras caras, pero son las mismas».

Sus alumnos no sabían lo que quería decir con aquella frase, pero cuando les habló del cometa que se esperaba, el mismo que él había visto de pequeño, sí le entendieron.

El cielo estuvo nublado y no se podía ver el cometa. El maestro estaba en su cuarto y recordaba cosas alegres y tristes de su infancia. Añoraba las pompas de jabón. De pronto uno de los vecinos gritó: «¡Venid a ver el cometa!»

Pero para entonces el viejo maestro flotaba por el espacio, ya se había unido para siempre con los cuerpos celestes.

La Naturaleza es sabia y nos recuerda que todo es cíclico. Por eso no hay que tener miedo de dejar este mundo.

Próximo viernes: 44/Lo que hace mi marido...

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