Los profesionales sanitarios se arriesgan a sufrir en cualquier momento un pinchazo accidental que acabe contagiándoles cualquier enfermedad.

Según los últimos datos que maneja el Consejo General de Colegios de Enfermería de España , Asturias registra cada año una media de 681 casos (579 fueron leves y otros 102 graves) de sanitarios que han sufrido pinchazos con agujas.

Sólo entre los enfermeros, la tasa de exposiciones por cada 100 trabajadores se ha incrementado en un 58% desde 1996. De 5,43 exposiciones por cada 100 trabajadores se ha pasado a 8,6 (en Asturias hay más de 6.000 enfermeros).

El problema es que con cada accidente de este tipo, médicos, enfermeras y demás profesionales corren el

riesgo de contagiarse de enfermedades como la hepatitis o el sida.

«El alto porcentaje de posibilidades de sufrir un riesgo por punción al practicar cuidados a los pacientes

están generando al personal sanitario una situación de estrés ante la posibilidad de contagio de una enfermedad infecciosa», aseguran desde el colectivo de enfermería.

Además, un pinchazo accidental puede causar la baja del profesional e, incluso, su incapacidad temporal hasta que se determine si efectivamente se ha producido o no el contagio.

En Asturias, los pinchazos suponen un coste de más de 1,3 millones de euros al año, un 73% más de lo que costaría aplicar las medidas preventivas para evitar este tipo de accidentes.

Las enfermeras padecen el 46,3% de los pinchazos, los auxiliares el 14,7% y los médicos el 11%.

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