El autocine cumple 75 años

  • El 1933, Richard Hollingshead inauguró el primero en Nueva Jersey.
  • En 1958 llegó a haber más de 4.000 en todo Estados Unidos.
  • Ahora vuelven a resurgir como pieza nostálgica, aunque ya enfocada casi exclusivamente a la familia y en un número reducido de 400.
El autocine cumple 75 años. (ARCHIVO).
El autocine cumple 75 años. (ARCHIVO).
ARCHIVO
El autocine cumple 75 años. (ARCHIVO).

El descapotable reluciente, la compañía femenina, una gran pantalla de cine al aire libre y el cielo como único techo... son recuerdos veraniegos imborrables para muchos estadounidenses que hoy son testigos del 75 aniversario de la creación del autocine.

Toda la familia es bienvenida, sin importar lo ruidosos que sean los niños

El 6 de junio de 1933, Richard Hollingshead inauguró el primero en Camden (Nueva Jersey). Los 600 espectadores que acudieron entonces pagaron 25 céntimos por entrar con su coche y otros tantos por persona para poder visionar bajo las estrellas una comedia británica llamada Wives Beware. El anuncio que ideó para atraer a la audiencia era: "Toda la familia es bienvenida, sin importar lo ruidosos que sean los niños".

De un plumazo, Hollingshead había borrado la preocupación de los padres de no poder llevar a sus bebés al cine por miedo a que interrumpieran la proyección y además se ahorraban el contratar a una niñera mientras salían a tomar algo. La idea original se le ocurrió como respuesta a un problema familiar, puesto que su madre era demasiado oronda como para caber en los asientos de una sala de cine.

"Así que decidió subirla a un coche, colocar un proyector de 1928 en la capota y atar dos sábanas a los árboles de su jardín", relató Jim Kopp, de la Asociación de Propietarios de Autocines de EE UU, a la Institución Smithsonian.

Novedades

Siguió experimentando durante algunos años hasta conseguir el sistema de rampas necesario para que los coches pudieran aparcar a diferentes alturas y no impidieran la visibilidad al resto de espectadores. Patentó el concepto en mayo de 1933, abrió las puertas de su propio autocine al mes siguiente (le costó 60.000 dólares y tenía espacio para 400 coches) y llevó tan sólo unos meses para que Orefield (Pensilvania) y Los Ángeles (California) tomaran el relevo.

La verdadera eclosión del invento llegó en la siguiente década, con la instalación de altavoces dentro de los vehículos, toda una ventaja en comparación con el único altavoz que había cuando el autocine echó a andar. Posteriormente fueron sustituidos por la emisión a través de una emisora de radio que se podía sintonizar desde el interior del coche.

Pasaba las tardes en el autocine y allí es donde te conocí. Aquellos fueron los mejores días de mi vida
De 4.000 autocines a 400

Parte indispensable de la psique del país, en 1958, en pleno "baby-boom", llegó a haber más de 4.000 de estas instalaciones en todo el territorio, aunque se concentraron
sobre todo en las áreas rurales. Hoy, tras dos décadas de claro declive, vuelven a resurgir como pieza nostálgica, aunque ya enfocada casi exclusivamente a la familia y en un número reducido a alrededor de los 400.

Ya lo decía el vecino canadiense Bryan Adams en
Summer of '69, una de sus canciones más populares: "Pasaba las tardes en el autocine y allí es donde te conocí", antes de exclamar: "Aquellos fueron los mejores días de mi vida".
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