La mitad de los estudiantes admite que en alguna ocasión ha copiado en los exámenes

  • La mayoría utiliza recursos tradicionales, aunque los tecnológicos aumentan su presencia con el uso de 'pinganillos'.
  • Su precio en la red oscila entre 600 y 1.000 euros.
  • Algunas universidades, como la Autónoma de Madrid, disponen de inhibidores de frecuencia.

Junio es para los estudiantes el fin de curso, el mes de la Selectividad, nervios, codos... y chuletas. Casi la mitad admite que copia en los exámenes, la mayoría con recursos tradicionales, aunque los tecnológicos aumentan su presencia: los jóvenes buscan "pinganillos", los profesores inhibidores.

Internet derrocha ingenio, experiencias, consejos y un mercado de venta y alquiler de "pinganillos", pequeños audífonos diseñados para escoltas y policías, a los que los estudiantes han buscado otro uso. Alumnos habilidosos incluso los fabrican y ofrecen en institutos.

Inhibidores de frecuencia

Su precio en la red oscila entre 600 y 1.000 euros. Y hay quien, avispado, rentabiliza la adquisición alquilándolo después: desde 45 euros. Algunas universidades, como la Autónoma de Madrid, disponen de inhibidores de frecuencia, dijeron fuentes de la Institución. Otras no se lo plantean.

Son auriculares inalámbricos, de apenas un centímetro, conectados a un teléfono móvil, que permiten hablar y recibir. Sólo se necesita un cómplice fuera que vaya soplando las respuestas, explica Antonio Durán, director de La Tienda del Espía, quien reconoce "un incremento importante de clientes jóvenes en época de exámenes".

Electrónica

Pero "también vienen profesores a pedir sistemas de inhibición", continúa. Los primeros, entonces, buscan otras frecuencias para evitarlo. "No preguntamos la utilización, lo evidente es que cada año los clientes son más jóvenes", asegura Juan José Lorente, comercial de sosespias.com, fabricante y distribuidor de pinganillos. "Intuimos el uso". De hecho se anuncia también como "chuleta electrónica".

"Alguna universidad -indica Lorente- se ha tomado la molestia de poner inhibidores de móvil. Los auriculares malos se bloquean con cualquier cosa, pero a los caros, los profesionales, no les afecta". Entre los bachilleres es más común el MP3 colocado en la manga o la espalda, con el cable del auricular camuflado en el pelo. Basta dar al 'play' y al 'pause' para escuchar el tema grabado, dice una estudiante. También las anotaciones en el móvil.

Otros métodos tradicionales

A medio camino con la tecnología, está el bolígrafo de tinta invisible y luz ultravioleta, por siete euros. Una de las tiendas que lo comercializa vendió 200 en la última semana. O el bolígrafo chuleta, tres euros, de cuya carcasa sale un rollito de papel.

Pero no se abandonan los métodos tradicionales. Un 44% de estudiantes admite haber utilizado chuletas en exámenes, y un 47% haber copiado del compañero. Casi un 5% confiesa haberlo hecho más de diez veces. Un 4,29% había empleado aparatos y un 2,3% suplantado a un amigo.

Copiones

Son datos recogidos en una investigación de la Universidad de las Islas Baleares sobre ciberplagio y prácticas académicas deshonestas, dirigida por el catedrático Jaume Sureda, con respuestas de 560 usuarios del portal Universia en junio pasado. Un 15% de los encuestados no da ninguna importancia a estas prácticas, aunque casi ocho de cada diez lo creen "reprobable" o "muy reprobable". Un 71,61% permitió que otro copiase de su examen.

La chuleta puede ser útil, si uno está preparado, para sintetizar la información. "Lo escriben en un papelín, dejándose los ojos, pero ni lo usan porque copiándolo se lo han aprendido", explica Guillermo Ballenato, orientador psicopedagógico de la Universidad Carlos III de Madrid. Aunque "si no se ha estudiado, lo que hace es incrementar los nervios y más vale no utilizarla".

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