Un tiempo para desconectar

  • Pedir una excedencia puede ser una inversión muy beneficiosa si se gestiona bien.
  • El 10% de los trabajadores se tomarían un año sabático.
  • Hay que trabajar toda la vida pero otras tareas no pueden esperar.
Pedir una excedencia está al alcance de muchos trabajadores.
Pedir una excedencia está al alcance de muchos trabajadores.
LUIS FRUTOS
Pedir una excedencia está al alcance de muchos trabajadores.
Un 10% de los trabajadores españoles se tomarían un periodo de excedencia, según un informe de Cátenon. Un periodo sin trabajar es una
posibilidad contemplada en muchas profesiones.

Los privilegiados que pueden vivir un tiempo sin cobrar un sueldo tienen garantizado su puesto al final del tiempo convenido de descanso, que puede ser de unos meses o varios años. A veces merece la pena detenerse, pedir una excedencia y buscar un impulso en la carrera profesional o el desarrollo personal.

Javier Bardem o Frank Rijkaard son sólo un ejemplo de los que acaban de anunciar que se cogerán unos meses de descanso para recuperarse de su estresante actividad. Pero no son la muestra más clara de lo que estamos hablando.

Una excedencia no tiene por qué ser un lujo: para muchos trabajadores es una necesidad. De cualquier forma, antes de solicitarla hay que analizar las cosas despacio, calcular muy bien los ingresos, saber en qué nos va a beneficiar este periodo de inactividad laboral y planificar el tiempo de ocio.

Piensa antes de irte...

Cuándo: Hay ocasiones en las que uno se siente estancado en su profesión, y el estrés o el hastío son insoportables. También es buen momento cuando un ser querido necesita nuestra atención, o si surge la oportunidad de hacer ese gran viaje soñado tantas veces.

Para qué: Desde cuidar a un bebé o un anciano hasta atendernos a nosotros mismos. Simplemente para descansar, tomar oxígeno y recuperar la ilusión de seguir trabajando. Para conocer otra realidad, tomar perspectiva o adquirir una formación específica.

Beneficios: Una excedencia puede ser beneficiosa para la salud y se puede convertir en un impulso muy valioso para la carrera profesional –se puede utilizar trabajar en otro país, aprender idiomas o probar nuevas aventuras profesionales por un tiempo–. Ayuda a liberar estrés y regresar más productivo. Si empleamos ese tiempo en la formación adecuada, el coste de la inactividad se recupera fácilmente.

Inconvenientes: El más importante es que dejar de trabajar supone dejar de cobrar. La vuelta al puesto de trabajo después del periodo de descanso no tiene garantías absolutas de hacerse en las mismas condiciones, el mismo departamento... Alejarse del entorno laboral hace perder contactos y dificulta la reinserción.

Planificación: Antes de pedir una excedencia conviene conocer la política de la empresa al respecto. Hay que informar de nuestras intenciones y hablar de las condiciones y los plazos, que se pueden negociar como una oportunidad de aprovechamiento mutuo. El tiempo pasa volando, por lo que interesa tener claro en qué lo vas a invertir. Es fundamental saber cuánto dinero tienes y cómo lo distribuirás para sobrevivir. Y aunque suene lejano, desde la partida hay que tener presente el momento de la reincorporación.

EN PERSONA

Patricia Herguedas, 38 años.

“Hacía mucho tiempo que deseaba recorrer Sudamérica, sin prisas, conocer gente y detenerme donde me apeteciese. Siempre tienes miedo, no hace falta demasiado dinero para hacer algo así pero luego tienes que seguir trabajando y no sabía si en mi trabajo me iban a aceptar a la vuelta. Al final me lancé, si no lo hacía entonces no lo habría hecho nunca. Si no me readmitían me buscaría otra cosa, pensé. Fue hace cuatro años, pedí una excedencia y me fui. Estuve catorce meses y a la vuelta me admitieron nada más llegar. Además, al poco tiempo me subieron el sueldo.”

Mostrar comentarios

Códigos Descuento