Los manifestantes, que entregaron una carta con sus reivindicaciones en el 10 de Downing Street (residencia oficial del primer ministro en Londres), consideran que el elevado precio de los carburantes amenaza sus negocios.
Los transportistas argumentan que el precio del diesel, que ronda ya las 1,30 libras (1,62 euros) el litro, sumado al incremento del impuesto del combustible que planea el Gobierno laborista, arrastrará a esas empresas "a la bancarrota".
El Reino Unido es el país de Europa que más gravamen aplica al carburante, pues más del 60% del precio de la gasolina se debe a impuestos, de ahí que los camioneros exijan algún tipo de alivio fiscal.
Mike Greene, líder de la manifestación de Cardiff (Gales), dijo que sus colegas le iban a dar al primer ministro británico, Gordon Brown, una semana de plazo para recortar el gravamen del carburante. De lo contrario, Greene amenazó con bloquear refinerías y puertos de esa región del país.
Desde el Ministerio de Economía, un portavoz señaló que el Ejecutivo entiende que las empresas y las familias británicas están "sintiendo la presión de los altos precios del carburante". Sin embargo,subrayó que la "prioridad inmediata" es presionar a los países productores de petróleo para que incrementen la producción, de manera que se moderen los precios del "oro negro".
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