Tres de cada diez niños de tres años que se han quedado sin plaza en el colegio solicitado en primera opción (205) irán el curso que viene a un centro que ni siquiera habían solicitado. La comisión de garantías está ultimando la asignación de centros y, aunque señalan que este proceso de escolarización es «de los más satisfactorios» de los últimos años, sigue habiendo niños que tendrán que ir a un colegio lejos de su casa.

En concreto, de los 577 niños de tres años que estaban pendientes de conseguir plaza, 372 la han obtenido en otro de los colegios que habían solicitado (casi el 80% de ellos en su segunda opción), mientras que 205 tendrán que ir a colegios que no querían.

Son menos de la mitad que el curso pasado (casi 500) y, en muchos casos, son niños que sólo habían solicitado plaza en un centro o que habían pedido en colegios de diferentes zonas de la ciudad.

La apertura de nuevos colegios para el curso que viene (en Miralbueno, Marqués de la Cadena, Utebo y Cadrete) ha permitido, según la comisión de garantías, un reparto más equilibrado de los alumnos y ha hecho más fácil la asignación de centro a los niños sin plaza.

La mala selección de centros a la hora de solicitar plaza es la razón de que decenas de niños tengan que ir a un colegio que no está cerca de su casa. «Si la familia nos pide colegios de varias zonas nos indica que le da igual la proximidad al domicilio. Si no obtiene plaza en ninguno y tenemos que asignar nosotros, consideramos los centros similares a los que han pedido», señala la comisión.

Zonas más conflictivas

La comisión ha valorado para sus asignaciones la proximidad del centro al domicilio familiar, aunque en zonas como Parque Goya II o Montecanal el colegio más cercano, para los niños que no han conseguido en el del barrio, está a unos cuatro kilómetros.

«Estas zonas deberían tener tratamiento de localidad, ya que no tienen más colegios relativamente cerca. Lo ideal sería que todos los niños fueran admitidos en el centro de la zona, aunque hubiera que habilitar más espacio para ellos», señala Marisa Pascual, del sindicato CSI-CSIF.

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