Activistas de Greenpeace protestan en una fábrica madrileña de bombas de racimo

  • Seis escaladores desplegaron una pancarta en el edificio.
  • Llenaron el vestíbulo de prótesis de piernas y brazos mutilados.
  • Exigen a la compañía que no produzca estas bombas.
Activistas de la organización ecologista Greenpeace desplegaron ayer en Madrid una pancarta gigante en la fachada de la compañía Explosivos Alaveses (Expal) e introdujeron en el edificio prótesis de personas amputadas y siluetas de cartón representando a las víctimas, en una acción para manifestar su
rechazo a las bombas de racimo.

Los participantes reclamaron una reunión con los responsables de la empresa para expresarles su posición con respecto a este tipo de arma y hacerles entrega de la copia de una prótesis y de un vídeo con un testimonio recogido en Camboya en el que una víctima de este armamento se dirige directamente a ellos.

Vestíbulo lleno de prótesis

Seis escaladores desplegaron la pancarta con la imagen de un niño mutilado por las bombas de racimo, que simboliza "todas las víctimas inocentes que estas bombas causan por todo el mundo", según informó hoy a la organización en un comunicado. En el cartel se lee el lema: 'Expal fabrica bombas de racimo que mutilan'. Por otro lado, otro grupo de activistas ha llenado el vestíbulo del edificio con prótesis y siluetas de personas amputadas por este armamento.

Espero que dejéis de usar bombas de racimo", dice en un vídeo una víctima camboyana de estas armas
La prótesis, que se entregará también en el Ministerio de Defensa y en el de Exteriores, simbolizan a todas las
personas que han resultado mutiladas, heridas o muertas como consecuencia de una bomba de racimo. Además, Greenpeace hará entrega de un vídeo donde una víctima de Camboya reclama la prohibición de estas armas.

"Gracias por escucharme. Espero que dejéis de usar y fabricar bombas de racimo. Quiero enseñaros personalmente el resultado de vuestros productos. Por ello, me gustaría ofreceros esto como símbolo de vuestras acciones, como símbolo de lo que producís y como símbolo del efecto que tenéis en el mundo. Gracias", dice la víctima. Se trata del testimonio de Sot, un chico camboyano de 18 años, que tuvo un accidente con explosivos sin detonar en el año 2004.

Postura ambigua

Greenpeace critica que el Gobierno español mantiene una postura "muy ambigua" ya que, por un lado, "defiende que las consideraciones humanitarias deben ser lo primero", pero, por otro, "señala que ciertos tipos de bombas con sistemas de desactivación (que coinciden con las que fabrica España) podrían seguir siendo permitidas".

"La postura del Gobierno español es inaceptable. No hay bombas de racimo buenas. Matan a los civiles durante los bombardeos y después de que las guerras hayan terminado. Nunca se ha demostrado que existan esas armas seguras, sino todo lo contrario. En todos los conflictos donde se han usado han causado tremendos impactos sobre la población civil", denuncia responsable de la campaña de Desarme de Greenpeace.

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