Esteban V.L.B.C, de 32 años, no se ocultó mucho para vender lo que robaba. Al parecer, lo primero que sustrajo de un templo fue un cáliz.
Según las investigaciones, lo ofreció a un sacerdote de la citada localidad, pero éste rechazó comprarlo. Días después, este mismo cura sufrió un hurto en su iglesia, de donde desapareció una copa sagrada con su nombre inscrito.
Esteban sale a vender el cáliz que acaba de sustraer y lo enseña a otro párroco del mismo municipio. No quiso comprarlo y decide ponerse en contacto con el primer cura (que pertenecía a otra iglesia) con el fin de ponerle al tanto de lo ocurrido.
Posteriormente, el presunto ladrón siguió recorriendo iglesias y le hizo una oferta a un tercer sacerdote de otra iglesia de Estepona. Pero en esta ocasión tiene más suerte y el sacerdote la adquiere pensando que con ello se evitaría que el cáliz anduviera de mano en mano, asegura la Policía Nacional. Hasta el momento se desconoce la procedencia de esta copa.
Y por último, el órgano
Los hechos de Esteban no acaban ahí. Y transcurridos unos días de cerrar la venta con este último párroco, desaparece misteriosamente de su iglesia el órgano musical.
Todo apunta a que su mano estuvo ahí, según las pesquisas policiales. Los investigadores continúan haciendo gestiones para localizar los efectos sustraídos.
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