A partir de aquí, empezará un proceso de consolidación de los restos que durará hacia tres años. Las maderas se impregnarán con una cera sintética, que penetrará hasta el interior del material, y evitará que se estropee. Una vez restauradas, las maderas retornarán a Barcelona para pasar a formar parte del fondo permanente del Museo de Historia de la Ciudad.

Según resalta el director del centro, Xavier Nieto, el CASCO de Girona hace unos veinte años que realiza procesos similares y es uno de los únicos laboratorios del Sur de Europa donde se pueden hacer estos procesos de recuperación arqueológica. El proceso de recuperación de los restos, sin embargo, no será fácil.

Y es que como resalta Nieto, "aunque las zonas húmedas permiten que materiales orgánicos como la madera, el cuero o la cestería se conserven, la reacción química del paso de los siglos hace que se transformen". De esta manera, las paredes celulares de los materiales pierden consistencia y, si no se tratan adecuadamente, se pueden resquebrajar y perder el valor patrimonial.

Caso único en el Mediterráneo

En paralelo a la restauración, el CASCO también someterá diversas muestras de madera a las pruebas del carbono 14 para fechar exactamente el barco medieval. Xavier Nieto ha precisado que, de entrada, una posible cronología abarcaría entre mediados de los siglos XIII y XV.

La importancia del hallazgo del barco medieval se encuentra en el hecho de que la técnica utilizada para su construcción era típica de los países del Norte de Europa, y poco usual en el mediterráneo. Éste es el único barco que se ha encontrado en el mediterráneo construido con esta técnica. Se cree que se construyó en el golfo de Vizcaya y que llegó a Barcelona, donde naufragó.

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