Una ola de violencia xenófoba ha dejado en Sudáfrica 22 muertos en los últimas días, muchos de ellos calcinados vivos.

Las víctimas son inmigrantes que residen en barrios habitados en su mayoría por ciudadanos extranjeros.

Aunque se desconoce la nacionalidad de los fallecidos, fuentes policiales aseguran que los ataques son perpetrados contra ciudadanos inmigrantes, zimbabuenses y mozambiqueños en su mayoría.

Los peores incidentes se registran en Johannesburgo, donde sudafricanos encolerizados dicen estar defendiendo su país contra criminales que "les arrebatan el poco trabajo que hay", y lo hacen a golpe de machete y fuego.