Federico Luppi «El nervio es sano, te obliga a estar alerta»

Retrata la época de la transición española en ‘Pasos’, película en la que debuta como director de cine. También protagoniza ‘El viento’, de Eduardo Mignogna.
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¿Ha superado los miedos que sintió antes de dirigir Pasos?

Tuve un pico de terror unos días antes de empezar. Ha sido sorprendente, y a veces angustiante. Y alegre. Tengo un recuerdo hermoso de haber tomado decisiones.

¿Qué le ha seducido más de esta nueva faceta?

Fue maravilloso porque no tuve que estar pendiente de la tripita, de las ojeras, del glamour, ni de nada de eso.

¿Qué le ha enseñado estar detrás de la cámara?

Que todo es muy rápido y preciso. No puedes poner la cámara en cualquier lugar; hay un horario que respetar, porque si no cada toma duraría 80 horas y no hay dinero para eso. No somos americanos. También ha sido difícil buscar el productor y el montaje. Ha sido un via crucis.

Con tanta experiencia, ¿aún se pone nervioso?

Sí. Ser actor te obliga a no tener prejuicios, porque hoy haces de cura y otro día de torturador, homosexual o de militar asesino. Pero el nervio es sano, te obliga a estar alerta y a ser menos omnipotente, a estar más relajadito y ser más humilde.

Aprende constantemente.

Aunque tengas experiencia, cuanto más ves el mundo, te das cuenta de cuánto te falta por saber. Es un terreno de aprendizaje interminable. Eso me apasiona.

¿Hay algo personal en Pasos?

Entiendo las reacciones de los personajes. Por ejemplo, dejar un pasado reivindicativo para ser abogado en una empresa y tratar de solucionar tus problemas económicos. Eso pasa porque en términos morales somos muy deficitarios.

¿En qué aspectos debería mejorar más la sociedad?

Hay que tomar medidas que sean buenas para todos. Así, la política sería menos cruel y agresiva. Se ha llegado a un punto donde se degrada el lenguaje con palabras como meada, jódete, degenerados...

¿Hay una doble moral?

Sí, y la gente que la utiliza lo único que quiere es el poder, no el gobierno. Y habría que mejorar también el sentido común. Me parece aberrante que todo un Parlamento se levante y aplauda entrar en una guerra.

¿Qué sentimientos le inspira la política?

Rencor, rabia e impotencia. Es absurda esta panda de miserables, que lo único que hacen es edificar discursos para mentir. Lo más grave es que muchas veces les votamos.

¿Cómo ve la situación en Argentina?

No soy optimista. Siento decepción y desilución respecto al mundo político. Argentina económicamente está muy bien, pero el reparto es el mismo, desigual e injusto. La gente pasa hambre. Me gustaría pasarme esto por los sobacos, pero no puedo.

¿Qué le gusta de España?

Su paisaje,las buenas comunicaciones y la comida.Soy muy glotón. Me gusta sobre todo la chuleta de cordero, el jamón, el vino y el cordero lechal al horno.

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Bio

Argentino de 69 años, vive en España desde hace cuatro. Su filmografía reciente incluye títulos como Martin (Hache) (1997), El espinazo del diablo (2000), Lugares comunes (2002), Incautos (2003) y Machuca (2004).

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