El cine, seducido por la cruda realidad

Grandes directores y modestos documentalistas relatan en sus películas los episodios más recientes de la historia.
Irak, 20 de marzo, 2003: «No me hacen falta infrarrojos para ver al diablo en ti, ¡goloso! Te vi mentir con bombas de ruido pacificador desde el atril, pero la puta verdad, dolor civil, ¡puerco! Cara de plástico, estiércol tú y el terrorismo legal de tu ejército...» Al micrófono, el conocido rapero Kase O. En las imágenes, el premiado documental Bagdad Rap, de Arturo Cisneros, que fusiona la música hip hop (Ari, Zenit, etc.), la garra audiovisual, y la denuncia de unos brigadistas internacionales en el Irak prebélico (www.bagdadrap.com). Realidad dramatizada o arte realista. Éste es un ejemplo de que el cine vuelve a ponerse en el ojo del huracán de la historia reciente.

En defensa del director

Ayer mismo se presentó el documental Cineastas contra magnates, de Carlos Benpar. Es todo un rapapolvo a la industria del cine y a sus trucos manipuladores, que parte del testimonio de los autores que más la han sufrido: Luis G. Berlanga, Milos  Forman, Woody Allen, Sydney Pollack, Stanley Donen, Liv Ullmann... El documental defiende los derechos morales de los directores sobre su obra.

De Munich 72 al 11-S

Al otro lado del charco, Hollywood. Allí dos directores estrella también quieren dar su visión de las fallas históricas. Oliver Stone contará con el actor Nicolas Cage (foto) para adentrarse en la Zona Cero del 11-S. Los estudios Paramount Pictures han comprado los derechos del sargento John McLoughlin, el último policía que salió vivo de las Torres Gemelas. Se estrenará en 2006.

Y por si no bastara, Steven Spielberg está inmerso en nuevo proyecto: relatar el secuestro y asesinato de la selección israelí en la Olimpiadas de Munich en 1972 por parte del grupo Septiembre Negro. Desde Salvar al soldado Ryan el director no volvía a perderse en los oscuros vericuetos la historia.

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