Los juegos escolares llevan ya seis meses sin una solución para que unos 700 monitores de la capital regularicen su situación tras la exigencia de la Inspección de Trabajo.
Los políticos no saben cómo arreglarlo y en medio se encuentran unos 10.000 niños de Valladolid que con dos fines de semana más pondrán fin a las competiciones escolares, pero cuyos padres no tienen nada claro que las actividades se reanuden en septiembre.
Por eso, unas 1.500 personas, según la organización, se manifestaron ayer, entre la Consejería de Cultura y la Subdelegación del Gobierno, para exigir a las administraciones que asuman su responsabilidad. El atleta Isaac Viciosa fue el encargado de leer el comunicado final para pedir a todos los políticos que dejen de echar balones fuera.
Las administraciones implicadas (consejerías de Educación y Cultura, Subdelegación del Gobierno y Ayuntamiento) tienen claro que debe regularizar la actividad de los monitores, pero ninguna asegura tener las competencias para hacerlo.
Entretanto, la Inspección sigue con su tarea. Esta semana ha pedido a varias asociaciones de padres más documentación y ha avisado de posibles sanciones . Los padres, en cambio, niegan que exista una relación laboral con los monitores.
Un conflicto enquistado
¿Cuándo empieza el problema? En noviembre de 2007 la Inspección pide a varios colegios información sobre las condiciones de los monitorescon retribucciones no regularizadas. Se abren expedientes.
¿Quién paga? O los colegios o las asociaciones de padres. Alegan que no existe relación laboral, que muchos son voluntarios y que las asociaciones no son empresas.
¿Y el dinero? Lo consiguen con subvenciones del Ayto.
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