La más deliciosa receta de magdalenas esponjosas con pepitas de chocolate

Pocas cosas nos gustan más que unas magdalenas recién horneada. Solo puede ser mejor si, además de eso, llevan pepitas de chocolate. Son fáciles de preparar y gustan a todo el mundo, perfectas para meriendas especiales, fiestas de cumpleaños o desayunos de domingo.

Aunque hay recetas de magdalenas más rápidas, esta en la que dejamos reposar la masa al menos una hora antes de hornear, nos gusta especialmente. El resultado son unas magdalenas riquísimas y muy esponjosas, por lo que se ha convertido en la versión que siempre preparamos en casa.

En esta ocasión hemos optado por pepitas de chocolate negro, pero se pueden trocear varios tipos de chocolate, o usar otros ingredientes como trocitos de fruta o frutos secos. También podemos, una vez horneadas, rellenarlas de mermelada. Sea como sea, no nos cansaremos nunca de estas magdalenas.

En un bol grande echamos los huevos y el azúcar, y batimos con unas varillas eléctricas a máxima potencia hasta que queden blanqueadas y tripliquen su tamaño. Este proceso dura unos diez minutos.

Añadimos la leche y el aceite de girasol, y removemos con una cuchara hasta que todo quede bien integrado. Incorporamos poco a poco la harina con la levadura y la sal con ayuda de un tamizador o colador para evitar grumos. Mezclamos con suavidad hasta conseguir una masa uniforme.

Mezclamos las pepitas de chocolate con harina. Esto evitará que al hornear caigan todas al fondo por el peso. Después de rebozarlas bien, las añadimos a la masa y mezclamos.

Ponemos cápsulas de papel en una bandeja de magdalenas, y con una cuchara rellenemos 3/4 partes de cada una. Dejamos la bandeja en el frigorífico al menos una hora. Si nos ha sobrado masa, la refrigeramos también para preparar otra tanda.

Precalentamos el horno a 200º. Sacamos las magdalenas del frigorífico, añadimos más pepitas de chocolate por la parte superior y espolvoreamos un poco de azúcar.

Horneamos 15 minutos a 200º. Dejamos que se enfríen antes de comer.