Si no es suficiente para un discapacitado tener que esperar una hora la llegada de la grúa para retirar el vehículo que está estacionado en la zona reservada para discapcitados, éstos también se enfrentan a las iras de los infractores, que arremeten contra «los retrovisores o nos pinchan las ruedas», según detalla Josep Mª Ballesteros, vocal del Comitè Català de Persones amb Discapacitat (COCARMI).

Los dicapacitados denuncian que los desperfectos en sus vehículos son el reflejo del aumento del incivismo que lleva a los otros conductores a aparcar en sus plazas.

Por eso, reclaman que se endurezcan las sanciones por este motivo. La mayoría de estas agresiones a vehículos de los discapacitados se producen en la zona de playas, los entornos del campo del Barça o los alrededores de los museos.

La normativa tipifica como infracción leve (90 euros de multa) ocupar un espacio reservado a un vehículo de discapacitado, lo que, según COCARMI, es insuficiente, y reclaman a los parlamentarios catalanes que impulsen la modificación de la Ley para que la sanción se considere grave (de 91 a 600 euros de multa) y que también comporte la retirada de puntos del carné de conducir.