La vida de Greta Thunberg: la pequeña que dejó de comer cuando una maestra le explicó el cambio climático

Imagen de archivo de Greta Thunberg.
Imagen de archivo de Greta Thunberg.
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Imagen de archivo de Greta Thunberg.

Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg nació en Estocolmo (Suecia) el 3 de enero de 2003. Es la mayor de las dos hijas de Svante Thunberg, actor sueco y Malena Ernman, cantante de ópera y participante de Eurovisión en 2009.

Tiene el síndrome de Asperger lo que le "hace trabajar un poco diferente. Pienso de manera diferente". Para ella, "mi diagnóstico definitivamente me ha ayudado a mantener este enfoque. Cuando estás interesado en algo, simplemente continúas leyendo y te sientes muy concentrado", explicó en una entrevista para CNN.

Descubrió lo que era el cambio climático a los 10 años, cuando una profesora de su colegio le explicó de qué se trataba y que se debía a los seres humanos y su comportamiento, lo que le provocó una fuerte depresión que hizo que dejara de comer y su cuerpo no creciera.

Desde entonces su vida y la de sus padres cambió completamente. Se hicieron veganos, aunque la joven desveló en una entrevista a The New York Times que su madre a veces come queso, pero solo por las noches para que Greta no pueda verla.

También dejaron de viajar en avión por la huella de carbono (emisiones de gases de efecto invernadero), lo que perjudicó a la carrera internacional musical de Ernman.

Para convencer a sus progenitores, notables defensores de los derechos humanos, de la necesidad de dar un giro radical a su vida para salvar el planeta cuenta que simplemente les dijo: "¿Por qué derechos humanos están peleando ustedes si tienen ese estilo de vida?".

Sus ideales y sus conocimientos sobre la crisis climática hicieron que en agosto de 2018 quisiera aportar su granito de arena para cambiar la situación y comenzara a hacer huelga cada viernes frente al Parlamento sueco hasta que el país cumpliera con lo pactado en el Acuerdo de París en 2015.

A ella se han ido uniendo estudiantes también concienciados con la necesidad de medidas para combatir el cambio climático. Unos jóvenes llegaron a viajar 26 horas en tren desde Estocolmo para protestar junto a ella.

Durante una de sus huelgas, su padre se acercó andando entre la multitud para llevarle un plato de garbanzos con arroz para que comiera. Después de siete horas allí, lo único que quería era irse a casa y tumbarse junto a sus dos perros, aseguró la periodista que la entrevistó para The New York Times.

Este movimiento, conocido como Fridays For Future (FFF), hizo que este viernes millones de personas en todo el mundo se lanzaran a las calles con motivo de la Huelga Mundial por el Clima para protestar por la falta de iniciativas contra la grave situación del planeta. En España, cientos de miles de jóvenes lideraron una manifestación histórica por el clima en este país.

Foro Económico Mundial y Cumbre del Clima

Thunberg está tan comprometida con el planeta que, para llegar al Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza), viajó durante 32 horas en tren y durmió en una tienda de campaña a -17 grados centígrados.

Allí, se presentó frente a los diferentes líderes mundiales y no le tembló el pulso a la hora de asegurar que: "Hemos fracasado. Todos los movimientos políticos en su forma actual lo han hecho".

Aunque también envió un mensaje de esperanza: "El Homo sapiens aún no ha fallado. Todavía hay tiempo para cambiar todo. Todavía podemos arreglar esto. Todavía tenemos todo en nuestras propias manos. Pero si no reconocemos los fallos de nuestros sistemas actuales, lo más probable es que no tengamos una oportunidad".

Y se mostró profundamente decepcionada con las generaciones anteriores y su forma de ignorar el problema "No quiero su esperanza. No quiero que sean optimistas. Quiero que sientan pánico. Quiero que sientan el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúen. Quiero que actúen como lo harían en una crisis. Quiero que actúen como si nuestra casa estuviera en llamas. Porque lo está", finalizaba contundente la activista de 16 años.

Ocho meses después también acudió a la Cumbre del Clima de la ONU, celebrada en Nueva York, viajando en un velero de cero emisiones de carbono desde Europa.

La adolescente se mostró allí desolada y muy enfadada por la inacción de los gobiernos ante la grave crisis climática: "Ustedes han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras vacías", comenzó al borde de las lágrimas.

"La gente está sufriendo, la gente está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando y estamos a las puertas de una extinción masiva y de lo único que hablan ustedes es de dinero y de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?", recriminó Thunberg a los políticos.

"Cómo se atreven a mirar para otro lado, a venir aquí a decir que están haciendo suficiente cuando las políticas y las soluciones siguen estando muy lejos. Dicen que nos escuchan, que entienden la urgencia pero si realmente entendieran la situación no estarían sin hacer nada", afirmó.

Además, la chica lanzó una advertencia: "Están fallando a los jóvenes, y estamos comenzando a entender la magnitud de su traición. Las generaciones futuras están pendientes de ustedes, y si nos fallan, nunca les perdonaremos".

"Aquí y ahora es donde damos un paso adelante. El mundo está despertando y el cambio viene, les guste o no", concluyó Thunberg.

Lo único que puede hacer la joven activista para evitar pensar por un momento en su preocupación por la grave crisis climática es visitar a Freyja, un caballo que comparte con otros niños en un establo a las afueras de Estocolmo. Allí, peinándolo y limpiando sus cascos, es uno de los pocos lugares en los que por un momento se olvida del trágico devenir de la humanidad.

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