Turismo.- El turismo espacial y subacuático muestra sus primeros pasos desde la Costa del Sol

  • El municipio malagueño de Marbella ha acogido durante dos días el Space & Underwater Tourism Universal Summit (Sutus), la primera edición de un evento que ha reunido a empresas y aventureros que apuestan por ir más allá de las fronteras conocidas, tanto en el espacio como en los abismos de los océanos.
Ponencia en Sutus
Ponencia en Sutus
SUTUS
Ponencia en Sutus

Así, en su última jornada, celebrada este pasado martes, profesionales como Bernard Foing, responsable del Grupo Internacional de Exploración Lunar de la ESA para el Keynote; Arthur Paolella, científico jefe de Harris Corporation; Ana Bru, la primera mujer española que viajará al espacio con Virgin Galactic o Javier Noriega, presidente del Clúster marítimo marino de Andalucía, exploraron nuevos territorios para acercarse a los más vanguardistas modelos de negocio en el turismo de lujo.

Carlos Díez de la Lastra, director de Les Roches Marbella, donde se ha celebrado el encuentro, ha incidido en que "estas dos fronteras fuera del entorno natural del ser humano son muy parecidas, sabemos que las primeras expediciones turísticas al espacio o a las profundidades marinas no serán cómodas y no gozarán de grandes privilegios, pero serán el primer paso de un bonito e histórico viaje de exploración".

50 años después de la llegada del hombre a la Luna, este satélite sigue despertando el interés de propios y extraños. Bernard Foing, responsable del Grupo Internacional de Exploración Lunar de la ESA para Keynote, explicó durante su ponencia la importancia de contar con herramientas de rastreo y mapas de la Luna para establecer las condiciones y estudiar el impacto que podría tener una experiencia espacial en un viajero comercial.

Por otro lado, han detallado que para poder hacer posibles este tipo de viajes, desde el Grupo Internacional de Exploración Lunar de la ESA para Keynote estudian en bases análogas en la Tierra, como la de Hawai, soluciones para atajar los efectos nocivos del polvo lunar, y se dibujan las bases del futuro diseño de los hoteles lunares, que precisarán, por ejemplo, de una mayor verticalidad.

También habló sobre los avances tecnológicos Arthur Paolella, científico jefe de Harris Corporation, que detalló las utilidades de la tecnología 3D para abordar los desafíos tanto submarinos como espaciales, siempre sobre la base de la experiencia científica y de la ingeniería en materiales de alta potencia.

La impresión 3D contribuye a crear instrumentos necesarios para hacer la vida posible en el espacio, una tecnología que permite construir componentes que un en entorno normal de fabricación requerirían más tiempo.

Desde electrónica a material médico, piezas de repuesto y soluciones a posibles averías durante la estancia, herramientas que ahorran espacio en los viajes y solventan multitud de incidentes de forma rápida y eficiente.

Como ejemplo, explicaron que con la tecnología 3D es posible fabricar ladrillos a partir de material obtenido de la propia superficie lunar, "un avance sin precedentes para la construcción de futuros hábitats y recintos turísticos en otros planetas".

No obstante, aunque esta tecnología funciona en la Tierra, deben desarrollarse máquinas especializadas capaces de trabajar en entornos agresivos como el del espacio. Los aparatos deben además sobrevivir a la exposición y el rendimiento de los materiales en el tiempo debe adaptarse a las condiciones que ofrece el espacio, la radiación ultravioleta, las temperaturas extremas o los impactos de micro meteoritos y restos orbitales, que pueden dañar el material.

FUTUROS TURISTAS ESPACIALES

Por otro lado, Nancy Vermeulen, licenciada en Ciencias Físicas, piloto aéreo y coach, entrena a futuros turistas espaciales antes de comenzar su gran aventura, ofreciéndoles la oportunidad de sentir la ingravidez o experimentar un vuelo espacial realista desde su escuela de capacitación 'Space Training Academy' en Bélgica.

Los cursos, de un mes de duración, están compuestos por distintos módulos que pueden cursarse en su totalidad, por un precio de 15.000 euros, o de forma individual. Un vuelo para experimentar la gravedad cero, por ejemplo, ronda los 3.500 euros.

"Los astronautas privados deben estar formados, no solo físicamente, sino también psicológicamente, mediante un entrenamiento que los acerque a la experiencia real y les genere unas expectativas realistas de lo que se pueden encontrar" ha afirmado la piloto, un hecho que conocen de primera mano Ana Bru, primera mujer española que viajará al espacio con Virgin Galactic, Eduardo Lurueña, primer astronauta civil español elegido por Buzz Aldrin y Ángel Jané, seleccionado para establecer una colonia en Marte dentro del programa 'Mars One', que han compartido su experiencia en Sutus.

EL MUNDO SUBMARINO, UNA NUEVA VISIÓN

Por otro lado, Javier Noriega, presidente del Clúster marítimo marino de Andalucía afirmó en su intervención que "el medio marino es un cosmos más desconocido que buena parte del universo. Una nueva visión del medio subacuático implica muchas cuestiones. Los viajes submarinos ya son una realidad y, sin embargo, necesitan un mayor apoyo institucional para lograr su conocimiento".

Una repercusión necesaria para incentivar una tipología de turismo con la que España, país con más de 3.000 kilómetros de costa y más de 3.000 años de historia marítima, podría beneficiarse.

Desde visitas a yacimientos arqueológicos en el fondo del mar hasta rutas submarinas que permiten conocer su fauna, una oportunidad para lanzar el turismo científico y con el que además aparece un nuevo segmento de cliente: las personas con discapacidad pueden sentirse libres en el mar con actividades que se adaptan a sus necesidades.

Un turismo, en suma, "que ofrece experiencias únicas a precios realmente competitivos, en el que una excursión de buceo ronda los 90 euros".

Scott Waters es el presidente de Pisces VI Submarine, empresa propietaria de los submarinos privados que alcanzan la mayor profundidad y cuya financiación se obtiene gracias al turismo y a aportaciones de equipos científicos. Sus naves bajan 2.108 metros, tienen espacio para un piloto y dos observadores, y su tamaño le permite adaptarse a los contendores de un barco, abaratando el transporte y facilitando su contratación.

"Cada vez que he descendido a esa profundidad, he visto al menos un animal que nadie en la historia ha visto jamás. Desde Pisces Submarine queremos llevar a todo a aquel que lo desee a sitios donde ningún humano ha estado antes", señaló Walters.

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