Se acabó el dinero. Y con él, el recuerdo de unas 200 personas que podrían estar enterradas en la fosa común que se estaba excavando en La Puebla de Cazalla , a unos 68 kilómetros de Sevilla. Los antropólogos, historiadores y arqueólogos que trabajaban en este enclave en un intento más por recuperar la Memoria Histórica de los desaparecidos durante la Guerra Civil han recogido sus herramientas de trabajo y se han marchado.

Hace una semana, según el diario El País, se tapó el socavón que se hizo en 1936 y al que pudieron arrojarse un total de 200 cadáveres. La respuesta de la Junta de Andalucía no parece consolar a las cientos de personas que albergaban la esperanza de recuperar el recuerdo de aquellos seres queridos desaparecidos al comienzo de la guerra.

Manuel España Gil, natural de la localidad de Lantejuela, trabajaba como jornalero hasta que el 17 de septiembre de 1936, cuando tenía 28 años y estaba ilusionado con el embarazo de su mujer, fue subido a un camión y, junto a otros seis hombres, fue asesinado por la espalda y enterrado en una de las fosas excavadas en la parte trasera del cementerio de La Puebla de Cazalla. Un lugar que se fue luego llenando de basura, restos de flores y deshechos.

Mari Camen, nieta de Manuel España, lleva tres años luchando "para abrir este agujero, sacar sus restos y darle un entierro digno". El Gobierno central aportó 40.000 euros para este proyecto a comienzos de año. Un dinero del que ya no queda nada. Ahora es la Junta la que debe decidir si apoya económicamente el proyecto, tal y como, según Mari Carmen, había asegurado el comisario de Recuperación de la Memoria Histórica, Fernando Soto, hace 20 días: "Vino hasta aquí y nos dio su palabra. Sólo pedimos que nos den lo que buenamente puedan".

El problema, según el comisario, es burocrático: "Las competencias para la Memoria Histórica se han centralizado en la Consejería de Justicia (antes se dividían entre ésta y Presidencia). Hay nuevos nombramientos y todo está en proceso de cambio. Esto va para un mes o dos por lo menos".

Para Mari Carmen y los familiares de otros desaparecidos las palabras de Fernando Soto son "dolorosas" porque ellos no entiendend de burocracias: "No podemos olvidarnos ni un solo día que nuestros familiares están ahí abajo".

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