La operación comenzó cuando el jefe de seguridad de la empresa de paquetería denunció en el puesto de la Guardia Civil de Maracena que un transportista que trabajaba para ellos desde hace un año aproximadamente no seguía ninguno de los protocolos que exige la empresa ni en la recepción de paquetería ni en el envío de paquetes al extranjero.
Al sospechar que pudiera estar cometiendo algún tipo de ilegalidad, en la empresa habían retenido los dos últimos paquetes que pretendía enviar a Bélgica y a Alemania.
Los agentes se hicieron cargo de los paquetes y los trasladó hasta las dependencias de la Unidad Fiscal de la Guardia Civil en el puerto de Motril para comprobar en la medida de lo posible qué contenían.
Primero un perro detector de drogas de la Guardia Civil, y posteriormente las imágenes del escáner de seguridad, apuntaron que contenían marihuana.
Al abrirlos tras recibir autorización judicial se confirmó que cada paquete contenía varias bolsas envasadas al vacío con algo más de 10 kilos de marihuana cada una.
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