La 'belle époque' de Boldini y el Dublín de Eamonn Doyle, protagonistas de la nueva temporada de la Fundación Mapfre

  • Las obras del italiano dialogan con las de pintores españoles coetáneos que estuvieron en París en el siglo XIX.
  • Por su parte, el irlandés presenta la llamada trilogía de Dublín, compuesta por fotografías de gran tamaño.
Giovanni Boldini. Cléo de Mérode, 1901. Óleo sobre lienzo, 97,8 × 81,3 cm. Colección particular
Giovanni Boldini. Cléo de Mérode, 1901. Óleo sobre lienzo, 97,8 × 81,3 cm. Colección particular
GIOVANNI BOLDINI
Giovanni Boldini. Cléo de Mérode, 1901. Óleo sobre lienzo, 97,8 × 81,3 cm. Colección particular

Un siglo y medio separa sus trabajos pero tanto Giovanni Boldini (Ferrara, Italia, 1842 - París, 1931), uno los retratistas más aclamados del París de la belle époque; como Eamonn Doyle (Dublín, 1969), fotógrafo de la apatía y soledad en el Dublín del siglo XXI; han sabido capturar con tino la esencia de sus respectivas épocas.

Ambos artistas son protagonistas desde este mes de septiembre de la nueva temporada de la Fundación Mapfre en Madrid, que les dedica sendas exposiciones en sus dos sedes de la capital. Boldini y la pintura española a finales del siglo XIX. El espíritu de una época - en la Sala Recoletos de la institución desde hoy jueves y hasta el 12 de enero- presenta por primera vez en nuestro país la obra del que fue conocido como unos de los primeros pintores de Montmartre.

Instalado en París desde 1871, en pleno auge del impresionismo, Boldini no comulgó con sus postulados y apostó, sobre todo, por reflejar en sus cuadros el bullicio y la efervescencia del París de finales del siglo XIX. Su modo de vida y su obra se alejaron de la imagen del pintor bohemio, llegando a declarar que su deseo era vivir dignamente de su trabajo y no ser "ni siervo, ni cortesano, ni bufón, ni artista loco".

"El Paganini de la pintura", como lo define una de las comisarías de la muestra, Francesca Dini, estaba dotado con el "don de la perfección" e hizo una "traducción del sentido de la contemporaneidad" en los cuadros que realizó durante su vida en la capital francesa, donde predominan los cafés y la vida diaria, un "homenaje a la alegría y a la elegancia", así como la decadencia que reinó con la llegada de la I Guerra Mundial. "Estoy muy feliz de que venga esta exposición a España ahora, cuando este artista se ha liberado de esa mirada de superficialidad que ha tenido por parte de la crítica", añade Dini.

A partir de 1890 y junto a otros artistas de la época como John Singer Sargent, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga, Boldini también se convertiría en uno de los retratistas más importante de la belle époque. Por esta misma razón y para contextualizar la exposición, junto a la obra del más prolífico e importante de los artistas italianos de la segunda mitad del siglo XIX, se han reunido también piezas de algunos de los pintores españoles que también se encontraban en la capital francesa en aquella época: Mariano Fortuny, Eduardo Zamacois, Raimundo de Madrazo o Román Ribera, son algunos de ellos.

Eamonn Doyle. i (serie) no. 36, 2013
Eamonn Doyle. i (serie) no. 36, 2013

Eamonn Doyle. i (serie) no. 36, 2013. Edición única de exposición cortesía de Michael Hoppen Gallery, Londres © Eamonn Doyle, cortesía Michael Hoppen Gallery, Londres

Por su parte, la sala de la calle Bárbara de Braganza de la Fundación acoge hasta el 26 de enero el trabajo más reciente del fotógrafo irlandés Eamonn Doyle. Vinculado al mundo de la música electrónica durante dos décadas: a principios de los noventa fundó el sello discográfico Dead Elvis y posteriormente D1 Recordings. En 2009, retoma de nuevo su interés por la cámara y empieza a hacer fotografías única y exclusivamente en las calles de su barrio. Amante de los grandes formatos y los ángulos sorprendentes, sus series i, On y End, publicadas también en formato libro y conocidas como la trilogía de Dublín, nos hablan del ritmo y la energía de la ciudad pero también de la soledad del individuo en comunidad.

Considerado uno de los fotógrafos contemporáneos con mayor proyección, sobre todo, desde su invitación para exponer en los Rencontres d'Arles y por contar seguidores apasionados como Martin Parr, en Madrid también puede verse uno de sus proyectos más recientes y personales. Titulado K, él mismo ha dicho que "convierte las obras en una meditación sobre los procesos de duelo". Doyle llegó a esta serie a raíz de la muerte de su madre, tras una larga lucha contra el cáncer, momento en el que también descubrió las cartas que ésta había escrito a un hijo fallecido durante más de 17 años.

Las fotografías -realizadas en dramáticos fondos de la costa oeste de Irlanda y también en Extremadura- muestran una serie de figuras espectrales y están acompañadas de la música de David Donohoe (estrecho colaborador del artista junto con el comisario Niall Sweeney). Imagen y música aluden a la tradición irlandesa del keening, lamento vocal por los muertos, provocando en el espectador momentos para la íntima reflexión.

Eamonn Doyle. K–01 (serie irlandesa), 2018
Eamonn Doyle. K–01 (serie irlandesa), 2018
Eamonn Doyle. K–01 (serie irlandesa), 2018. Edición única de exposición cortesía de Michael Hoppen Gallery, Londres © Eamonn Doyle, cortesía Michael Hoppen Gallery, Londres
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