De Exteriores al Defensor del Pueblo... la lucha de Francisco Javier desde Egipto para estar con su hija dura ya un año

Francisco Javier Sacristán, residente en Egipto, muestra el escrito presentado ante el Ministerio de Exteriores español en el que denuncia que su exmujer no le deja ver a su hija.
Francisco Javier Sacristán, residente en Egipto, muestra el escrito presentado ante el Ministerio de Exteriores español en el que denuncia que su exmujer no le deja ver a su hija.
JORGE PARÍS
Francisco Javier Sacristán, residente en Egipto, muestra el escrito presentado ante el Ministerio de Exteriores español en el que denuncia que su exmujer no le deja ver a su hija.

Francisco Javier Sacristán está moviendo cielo y tierra para que no le separen de su hija de 12 años. Residente en El Cairo desde finales de los 90, su matrimonio de casi dos décadas con una egipcia ha acabado en una separación muy conflictiva. Este madrileño denuncia que desde hace ya un año su expareja le impide ver a la menor y para luchar contra esa situación ha recurrido a la justicia de Egipto, pero también ha iniciado un triple proceso en España: judicial, en el Ministerio de Asuntos Exteriores e incluso ante el Defensor del Pueblo.

"Se han puesto en contacto conmigo para que les remita la documentación y poder estudiar mi caso", afirma al otro lado del teléfono sobre esta última institución. Con esa comunicación se le abre un camino para la esperanza, una esperanza que le cuesta mantener porque dice sentirse desamparado. "La embajada española no hace nada", se queja y lo atribuye a que la mujer trabaja en la legación como auxiliar administrativo.

Ante esa inacción, Francisco Javier viajó el pasado mes de mayo a Madrid y se reunió con el subdirector general de Protección y Asistencia Consular y con una responsable de Asuntos Sociales de Exteriores, en un intento de elevar su historia a instancias superiores. El ministerio le entregó una carta en la que se resume el contenido de ese encuentro. "El resultado de esa reunión ha sido trasladado a la embajada para que puedan realizar, desde el total respeto a las leyes egipcias y al proceso judicial en marcha, un seguimiento estrecho a su caso", recoge la misiva, pero él niega que ese seguimiento se esté llevando a cabo "de forma efectiva".

"Se le transmitió a usted el compromiso de que desde la embajada de España en El Cairo —con la que ha tratado directamente— se trataría de obtener la base documental de las denuncias que usted ha presentado en Egipto y se le intentaría proporcionar la asistencia de un traductor en las vistas del proceso de divorcio que atraviesa", agrega el documento, otro punto que Francisco Javier rebate: "El Ministerio de Exteriores de Egipto argumenta que no es posible contar con ese intérprete porque no disponen de ninguno y la embajada, que debería insistir hasta que me lo proporcionen, no lo hace. Llevo aquí veinte años pero son cosas muy específicas que tengo que decirlas en mi idioma. Debe ser un derecho".

Preguntadas por 20minutos, fuentes de la Oficina de Información Diplomática arguyen que la Ley de Protección de Datos les impide dar detalles sobre los expedientes abiertos y sobre las gestiones en marcha y se limitan a reiterar que "este caso está siendo seguido estrechamente tanto desde la embajada de España en El Cairo como desde los servicios centrales del ministerio en Madrid". "Desde el pleno respeto a los procedimientos legales abiertos en Egipto", añaden.

El español Francisco Javier Sacristán, residente en Egipto, denuncia que su exmujer no le deja ver a su hija.
El español Francisco Javier Sacristán, residente en Egipto, denuncia que su exmujer no le deja ver a su hija.

Escéptico con la vía diplomática, este hombre aprovechó su estancia en la capital para interponer igualmente una denuncia ante la Policía Nacional, remitida a su vez al juzgado. "Denuncio lo mismo que he denunciado en Egipto, que mi mujer no me deja ver a mi hija, que se ha quedado con mis pertenencias y que no me deja entrar en mi propia casa", explicaba en aquel momento en una encuentro con este diario, mientras enseñaba las copias de los escritos que había presentado ante los diferentes organismos.

Entre todos los papeles, agrupados en una carpeta transparente, el duplicado de su DNI y un pasaporte recién expedido. "El pasaporte pude recuperarlo. Tenía que renovarlo y he preferido hacerlo aquí. El DNI no me lo ha facilitado", señalaba, una circunstancia que no ha cambiado. "Ella sigue teniendo mis cosas, mis títulos oficiales...", reitera meses después en la reciente conversación telefónica.

Reducido régimen de visitas

Con todos esos frentes abiertos, la vista para el régimen de visitas se celebró a principios de septiembre y tal y como él temía, el juez estableció que podrá ver a su hija, de 12 años, tres horas a la semana y en un lugar cerrado. "Como si fuera un delincuente", lamenta. La decisión, no obstante, no ha entrado en vigor porque aún no ha sido firmada, algo que no se espera que ocurra hasta una siguiente vista, fechada para el 8 de octubre.

"Pienso seguir luchando. Se puede abrir un segundo caso para que el derecho a visitas se amplíe a fines de semana, vacaciones...", sostiene este padre, que admite que pueden pasar años hasta que alcance esa extensión.

El caso de Borja Brañanova, que logró que la justicia de Dubai le concediese la primera custodia compartida en el mundo árabe, hizo pensar a Francisco Javier que podría aspirar a un sistema similar. Ahora es consciente de que la situación en Egipto es más complicada que en el emirato y que no es tarea fácil conseguir otro veredicto histórico.

Su abogado le ha advertido de que resultará muy difícil alegar, como se hizo en el caso de aquel asturiano, que el proceso debe regirse por la legislación española. Pero pese a los obstáculos, él se resiste a tirar la toalla y se muestra dispuesto a llegar al Tribunal Supremo y a intentar "por todos los medios" que no le alejen de su hija, a la que en el último año ha visto prácticamente a escondidas y en ocasiones contadas.

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