Las campañas de control por parte de la Guardia Urbana y la modernización del parque de motos de la ciudad, con la disminución del número de ciclomotores, han provocado que la "plaga" del ruido del tráfico en Barcelona haya remitido, aunque en 2007 se impusieron 5.666 multas por esta "contaminación acústica".

El cambio de normativa en 2004, que posibilitó a los conductores con carné B pilotar una moto de hasta 125 centímetros cúbicos, ha traído, según fuentes del consistorio, a una modernización del parque de vehículos motorizados de dos ruedas (que ronda las 250.000) y, sobre todo, la sustitución y desaparición de los ciclomotores más viejos, que eran los más ruidosos.

En el primer trimestre de 2008, se han presentado ya 1.306 denuncias, hecho que supone una proporción de expedientes sancionadores algo más baja que el ejercicio anterior.

Precisamente el consistorio ha puesto en marcha una nueva campaña intensiva de control del ruido del tránsito que durará hasta el 18 de mayo y en que treinta patrullas (diez por la mañana, diez por la tarde y diez por la noche) harán estas pruebas, las 24 horas del día, en diferentes puntos de todos los distritos de la capital catalana.

Si los turismos o motos superan los límites de ruido permitidos en un margen de entre 2 y 5 decibelios, el vehículo es denunciado, pero podrá circular, aunque deberá pasar una revisión posterior, mientras que si pasa de los 5 decibelios, habrá de acompañar los agentes a hacer las pruebas con un sonómetro más preciso que el utilizado en el control móvil. Si el coche o la moto no supera la prueba, se darán 15 días al propietario para que resuelva el problema.